Por Marietta Manso
Tomado de http://www.somosjovenes.cu
Como cualquier otra forma de comunicación, los mensajes que nos transmitimos cotidianamente deben contemplar algunas reglas de cortesía para facilitar la comprensión.
No por gusto es imprescindible llenar tres fórmulas antes de expresar lo que deseamos: hacia quién va dirigido, de quién proviene y el asunto que queremos tratar.
Este último punto es muy importante, pues la mayoría de los destinatarios a los cuales llegue un correo electrónico sin asunto optarán por borrarlo sin abrir, ya que puede contener un peligroso virus. Por otro lado, poner el asunto facilitará su localización y hasta la prioridad con que se leerá y contestará.
Otro punto a tener en cuenta es el separar el texto en párrafos, a fin de lograr que la máxima atención de la persona a la que nos dirigimos, y hacerlo empleando correctamente mayúsculas y minúsculas, ya que las primeras, además de dar impresión de enojo, tardan 30 por ciento más de tiempo en ser leídas.
Finalmente, debe cuidarse la ortografía, pues deja mucho que desear alguien que escribe cometiendo faltas. Si no se está seguro de la gramática, es aconsejable escribir primero el texto en Word, a fin de que el corrector automático nos avise de cualquier error.
Hay que aprender a utilizar la tecnología. Es preciso continuar ganando la batalla por la ortografía, eso hará más profesional al ser humano. Es una tarea de todos: educadores y educandos, de la casa y la sociedad.