Beneficiados por la guerra

Por: Arthur González

obama-IrakTodo hace indicar que los más beneficiados con la actual guerra desatada en Irak serían Estados Unidos y Gran Bretaña, por sus intereses en la esfera política y económica del Medio Oriente; de ahí que se asegura que la CIA y la inteligencia británica MI-6 conocieron a tiempo los planes de los militantes sunitas del estado islámico de Irak y el Levante, pero no actuaron. ¿Por qué?Se domina que el primer ministro de Irak, Nuri Al Maliki pertenece a los grupos chiítas, quienes poseen amplia influencia de los gobernantes de la República Islámica de Irán, de ahí que este permitiera que el entonces presidente persaMahmud Ahmadineyad, participara en los festejos por el aniversario del nacimiento del nieto de Mahoma, que se llevaron a cabo en plena zona verde de Bagdad hace cuatro años.

La población de Irán posee el 94 % de chiítas y solo el 8 % de sunitas; mientras en Irak los chiítas ocupan el 65 % de la población y el resto son sunitas.

Ese predominio religioso no es del agrado de la Casa Blanca, por tanto no es incoherente la hipótesis de que la CIA haya instigado, entrenado y financiado a los militantes sunitas del estado islámico de Irak y el Levante, ISIL, por sus siglas en inglés, para intentar el derrocamiento del presidente de Siria, Bashar al Assad, y a la vez conformar un nuevo gobierno en Irak donde los chiítas no mantengan su predominio, a fin de disminuir la influencia religiosa y política de sus vecinos persas.

Estos elementos se fundamentan en las propias declaraciones del secretario de Estado John Kerry, durante su sorpresiva vista a Bagdad el pasado 24 de junio, donde instó a la creación de un nuevo gobierno en Irak que abarque a todas las fuerzas. A cambio le prometió al primer ministro Al Maliki, apoyo de Estados Unidos para la lucha contra los extremistas.

¿Por qué ahora ese interés yanqui por conformar un nuevo gobierno con la participación de fuerzas sunitas? Muy sospechosa resulta la propuesta.

Si la CIA y el MI-6 sabían desde hace meses que el ISIL tenía planes de atacar a Irak y no reaccionaron, es porque les convenía, al ser parte de sus propios programas estratégicos de conformar una nueva guerra religiosa, que logre sacar del poder al presidente Bashar al Assad, ocupar Irak y de esa forma avanzar hacia la República Islámica de Irán.

La inteligencia kurda informó con tiempo suficiente a sus homólogos norteamericanos y británicos, advirtiéndoles que el estado islámico de Irak y el Levante, ISIL, estaba reclutando musulmanes nacidos en el extranjero y que cerca de 4 mil se les habían sumado, de ellos unos 450 son ciudadanos del Reino Unido.

Un artículo del periódico “The Telegraph” afirmó que “altos funcionarios de la Inteligencia kurda expusieron a sus aliados en la CIA y el MI-6 la información respecto a una alianza formal entre los miembros del ISIL y ex miembros del partido Baaz, de Saddam Hussein, y que eso daría lugar a un ataque contra la ciudad de Mosul y otras ciudades en el norte de Irak”.

Informaciones de ese valor no poden ser desperdiciadas, a menos que sean parte de un Programa de Acciones de la CIA o de la DIA.

Una vez más Estados Unidos juega con fuego, menospreciando el peligro que representa el fanatismo religioso, poniendo en peligro la estabilidad de la región de mayores reservas petroleras del mundo.

No sin razón el ministro de Información de Siria, Omran al Zubi, afirmó que “los sucesos que están ocurriendo en Irak, son una amenaza para todo Medio Oriente y socavan hasta la seguridad europea, sin descartar otras regiones del mundo”.

Está confirmado que los miembros del ejército sunita trasladaron armas y equipos militares de Irak a Siria, a través de dos pasos fronterizos, algo no casual dado el interés norteamericano por adueñarse de la región.

Un elemento más que sustenta estas apreciaciones, son las recientes declaraciones de David Petraeus, ex director de la CIA y ex jefe de las fuerzas de la coalición en Irak, quien advirtió a los que se inclinan a favor de una intervención militar norteamericana contra los milicianos del Estado Islámico de Irak y el Levante, que “de hacerlo se corre el riesgo de involucrarse en una batalla religiosa librada por generaciones y Estados Unidos no puede convertirse en una fuerza aérea de las milicias chiítas en su lucha contra los árabes sunitas”.

Si se analiza entre líneas lo expresado por Petraeus, se observa claramente que a Estados Unidos no le interesa salvar al chiíta Al Maliki, de la invasión y toma del poder por los sunitas, porque evidentemente es parte del plan yanqui.

No hay otra variante que aceptar.

Muchos millones de dólares y miles de muertos y heridos norteamericanos costaron la invasión yanqui a Irak, como para regalarle ahora el país y el petróleo al ISIL.

Pensar lo contrario es no tener los pies en la tierra. El tiempo dirá la última palabra.

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