Por Alina Vargas -Cuba +-
Recientemente medios de prensa locales publicaron la posible participación del cantante y compositor cubano Francisco (Pancho) Céspedes en Festival de Música de Cámara Leo Brouwer a celebrarse en La Habana entre los días 26 de septiembre y 12 de octubre.
Según la Agencia de Noticias Notimex, Céspedes declaró haber sido invitado por el propio Brouwer: “Voy a cantar en un festival que me está invitando Leo, una de las figuras de la música más importante de la humanidad; y él me está invitando a que yo abra ese evento el 27 de septiembre y si Dios quiere y todas las personas con buena voluntad que hay en la tierra, se va hacer este concierto…”
La noticia despertó disímiles impresiones en Miami, al igual que en Cuba me imagino, pues el cantautor cubano no canta en su tierra natal desde hace más de 24 años y sus posiciones en torno al gobierno de la Isla nunca han sido de muchos halagos, han sido particularmente confrontacionales.
En mi caso particular recibo la noticia con beneplácito, sin ser la primera vez que me manifiesto a favor del intercambio cultural y la unidad entre todos los cubanos pues al final del camino no somos más que una familia, algo que al parecer Pancho Céspedes comprendió tal y como lo están comprendiendo nuestros emigrados en el mundo entero, incluso en la Florida donde las más recientes encuestas y sondeos de opinión reflejan que dentro de la comunidad cubana radicada en este país, una inmensa mayoría apoya un cambio de política, el levantamiento del bloqueo y la reunificación entre las dos orillas.
Obviamente en Miami nada es absoluto, como tampoco lo es en La Habana. Sin embargo, advierten que en Miami se respira más odio, y hay una mquinaria para reproducirlo, y ese odio los “congela en el tiempo” y no hay espacio para la reflexión y el discernimiento. Universalmente hay un nuevo tiempo, donde los más civilizados buscan la concordia. Sin embargo, en Miami persiste la amenaza, agredir, pisotear discos, hostigar… ejemplos recientes sobran… desde Juanes y su concierto por la Paz, hasta los sonados conciertos de Los Van Van, Paulo FG, entre otros.
Afortunadamente las “pataletas” de este sector, encabezadas por Ileana Ros, Díaz Balart, los Stefan, los Chirinos, Paquito D´Rivera, Guillermo Novo y José Basulto, entre otros… cada día son menos.
Desafortunadamente, fortuna y recurso no les faltan para intentar boicotear lo que deseen… por lo que el tiempo dirá si en este caso se impone la voluntad de los cubanos de escuchar en vivo a Céspedes o el dinero y la mala intención de estos retrógrados que solo les interesa sus bolsillos. Hay un gran chantaje en este actuar de un sector de la emigración cubana que lideran los congresistas y los sectores más extremistas.
Y no descubro nada nuevo, incluso el mismo Pancho lo había reconocido un año atrás cuando declaró al diario El Sol de México que: “En Miami, hay muchos extremistas que siguen un pensamiento muy viejo a nivel político y a veces sospecho que no quisieran que Cuba mejorara” (…) “Todavía hay gente recalcitrante que no acepta que Cuba tenga un halo de esperanza”
Ojalá Céspedes no dé marcha atrás a sus intenciones y sea fiel a cuando dijo que en Cuba “siempre han estado sus amores, sus amigos, su familia y esas cosas de su tierra…”. Ojalá recuerde que como mismo una comunidad de emigrados acá espera que una orquesta o cantante de la Isla traiga un soplo de aire con olor a palma y caimán, los de allá esperan que él con su música aporte un grano de arena al largo camino de la reunificación y el reencuentro.
Es evidente que Cuba está dando pasos por acogernos como cubanos todos y no como exiliados. Basta leer los comentarios que algunos medios cubanos para darse cuenta que en Cuba también hay personas que no olvidan que algunos artistas, recién llegados a otros países dicen lo que es verdad y lo que es mentira, unas veces por convicción, otras con el propósito de buscar espacios para vender o producir un disco. Algunos de ellos simplemente evolucionan como parece ser el caso del autor de “La Vida Loca” o respetan.
Cuba se ajusta a los nuevos tiempos. Ya es hora que Miami- o mejor dicho los viejos y adinerados anticastristas –reconozcan que su tiempo pasó y su batalla fue perdida, que ahora nos toca a nosotros los más jóvenes vaciar el odio con que ellos llenaron la cantina y ver en la actitud del gobierno de la Isla un pétalo de esperanza.
Pancho, ¡aguanta!, no te dejes chantajear.