Por: Jorge Gómez Barata
Al remontar las fuentes del terrorismo en ejercicio se llega a muchos puntos, especialmente al Oriente Medio, al yihadismo, al sionismo y al islam político. Terrorismo existe en otros lugares y bajo otras formas, pero no con la escala, la virulencia, y las implicaciones que alcanza en esa región.
Es falso atribuir el terrorismo a la pobreza, y nada lo vincula con la lucha de liberación nacional afroasiática y africana, cuyos líderes evitaron que la religiosidad se mezclara con los proyectos políticos, y dieron a las luchas por la descolonización un carácter inequívocamente laico, rasgo incorporado al perfil de los estados surgidos en la región.
Por una extraña paradoja, ha sido occidente quien ha entronizado el clericalismo en los en los procesos políticos en el Oriente Medio. En la primera etapa los cruzados, convocados por el papa crearon el Reino Latino de Jerusalén (1099-1291), y en 1948, por iniciativa de Gran Bretaña y la aprobación de la ONU, fue fundado el estado judío de Israel.
Las primeras organizaciones paramilitares que asumieron métodos terroristas en el Oriente Medio, originalmente contra los británicos y no contra los árabes, estuvieron formadas y dirigidas por judíos europeos. Entre ellas se recuerdan al Irgún, autora de los más sonados actos terroristas en la región.
Casi setenta años después, no se ha olvidado el atentado al hotel Rey David, cuartel general británico en Palestina, el 22 de junio de 1946, cuando mediante una gigantesca explosión, el Irgún redujo a escombros la edificación matando a 91 personas. En 1948 nuevamente el terrorismo actuó, esa vez asesinando al conde Folke Bernadotte, enviado por el Consejo de Seguridad a Palestina.
Como respuesta, del lado palestino se desarrollaron agresivas organizaciones terroristas, entre ellas Septiembre Negro, autora entre otras lamentables acciones de la matanza de atletas israelíes durante la Olimpiada de Múnich.
La llegada al poder del islam en Irán, las actividad de regímenes ultraconservadores y reaccionarios en la zona, la violencia incontrolable en Somalia, Yemen y Etiopia, el surgimiento de Al Qaeda y el Talibán, los acontecimientos del 11/S, y las invasiones norteamericanas con la ocupación de Afganistán e Irak, explican el surgimiento del Estado islámico o Califato de Irán y Siria, una mega organización terrorista con potencial desestabilizador global.
La caprichosa actitud de Estados Unidos al excluir a Siria, Irán, Rusia y China de la conferencia internacional para crear una coalición mundial que confronte al EI, contribuye a que aparezcan nuevas reservas. No es hora de recriminaciones sino de ¡Parar todos! Y de aplicar sin dobles raseros ni excepciones lo que un día sentenció Bush: “Quien albergue o proteja a un terrorista, es un terrorista”.
Como otras veces la crisis ofrece también la oportunidad, no solo de remontar las fuentes sino de llegar al final. Un esfuerzo realmente mundial pudiera poner fin no solo al Estado Islámico, sino a toda manifestación de terrorismo. Allá nos vemos.
(Tomado de Cubano en 1er Plano)