Por Arthur González
Quienes lean o escuchen la palabra “detención”, seguramente la relacionarán inmediatamente con “arresto”, y eso es precisamente el efecto psicológico que persiguen los enemigos de Cuba con las noticias tergiversadas y falsas que diariamente transmiten. Esta campaña lleva ya 55 años y es parte del andamiaje creado por Estados Unidos desde que en la isla triunfó una Revolución auténtica, que no quiso continuar esclavizada a sus dictados políticos y económicos, algo que jamás la Casa Blanca le ha perdonado a los cubanos.
Sitios contrarrevolucionarios fabricados para estas acciones de guerra mediática, como “Misceláneas de Cuba”, recientemente se dieron a la tarea de transmitir que tres abogados “independientes” cubanos, fueron “detenidos” en La Habana tras su regreso de una reunión sobre el derecho a impugnar las detenciones en Cuba, que organiza el Grupo de Trabajo Sobre la Detenciones Arbitrarias de la ONU, en Ginebra.
La información asegura que la “detención” fue ejecutada por funcionarios de Inmigración, la Aduana y la “policía política”, en el aeropuerto de la capital cubana.
Pero no lo que dice el libelo es que en el aeropuerto internacional de New York a todo cubano que arribe a ese país con pasaporte oficial o diplomático, incluso los que van a participar en reuniones de Naciones Unidos, son detenidos por varias horas, separados del flujo de pasajeros, trasladados a una habitación especial, e incluso se les fotocopian los documentos de viaje. De esa acción pueden dar fe múltiples funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores que ostentan altos cargos.
En el hecho de La Habana, es conveniente aclarar que los tres abogados de marras no son independientes, todo lo contrario, dependen del dinero y las orientaciones de los norteamericanos. Para eso son recibidos y preparados asiduamente en la misión diplomática en Cuba, por los propios yanquis que dirigen el accionar subversivo de los grupúsculos contrarrevolucionarios.
Las autoridades cubanas son demasiado generosas y benevolentes con estos y otros asalariados, pues en el Código Penal cubano está plasmado como un delito, las acusaciones falsas, algo que ellos como “abogados” deberían dominar.
El artículo 154 se refiere a la Denuncia o Acusación falsa, delito sancionado a privación de libertad de 6 meses a 2 años, o multas de 200 a 500 cuotas, pero si se les aplicara el artículo 204, entonces la sanción fuese de privación de libertad de 3 meses a un año, o multa de hasta 100 cuotas.
Las acusaciones efectuadas por los tres asalariados ante el Grupo de Trabajo Sobre la Detenciones Arbitrarias de la ONU, son constitutivas de delito, al ser falsas, tergiversadas y desconocer el carácter mercenario de los contrarrevolucionarios que trabajan por dinero para una potencia extranjera, lo que ellos deben conocer perfectamente.
Cuba es víctima de una cruzada de guerra psicológica, lo que está reflejado plenamente en los documentos desclasificados del gobierno norteamericano y publicados en el Foreign Relations, Volumen X, 1961-1963, páginas 490-492 y 554-560.
Un memorando del 8 de mayo de 1961, de Arthur Schlesinger, Asistente especial del presidente John F. Kennedy, al subsecretario de Acción Política de la Fuerza de Tarea Cubana, expresa:
“Nuestra misión es redefinir el conflicto en Cuba de modo que haga cambiar la opinión pública, no solo en este hemisferio, sino también en Europa, África y Asia”.
El 19 de mayo del 61 se aprobó el Programa de Acción Encubierta de la CIA, dirigido a debilitar al régimen de Castro, donde se diseñan entre otras muchas medidas, “Operaciones dirigidas a la destrucción de la imagen popular de Castro”.
Para lograrlo, expone el documento que:
“En el campo de la guerra psicológica planificar y ejecutar operaciones, con el objetivo de sustituir su imagen por la de un cruel dictador….que ha privado a su pueblo de las libertades básicas”…. “Esto requerirá de la expansión de la prensa encubierta existente, la radio y otros medios masivos fuera de Cuba…”
Si alguien tiene dudas, que se remita a la amplia documentación oficial yanqui, de una vuelta por la isla de Cuba y después saque sus propias conclusiones.