
Por José Ramón Rodríguez Ruiz.
Quizás a causa de la eficacia del esfuerzo mediático de EE.UU. y sus aliados, mucha gente de buena estirpe piensa hoy que el objetivo de las bombas que ya comenzaron a caer sobre Siria es el tristemente célebre Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL).
EE.UU. ha dado más publicidad a este engendro y sus desmanes que la que ellos mismos han sido capaces de difundir. Era necesario incentivar el malestar en la opinión pública, para que todo fuera justificable y hoy podemos entender la causa: nadie ha protestado por el comienzo de la agresión contra suelo sirio y nadie lo hará.
Pero al imperio nunca le preocupó realmente el alcance de las atrocidades de esta organización terrorista surgida, al igual que Al Qaeda, como resultado de su injerencia y las estrategias de Guerra No Convencional en el Oriente Medio. El objetivo siempre fue Siria, la irreductible Siria, que cometió el error de haber resistido por casi tres años una guerra de desgaste contra grupos terroristas armados y asesorados por EE.UU., como parte de una campaña casi calcada de la anterior experiencia en Libia.
La maldad del EIIL superó a la “tiranía”, la “represión” o las armas químicas como pretexto para bombardear Siria y hoy el fuego de la guerra se ha iniciado, para que una vez que su niebla cubra todo el vértice del Mediterráneo, nadie pueda ver cómo los cohetes que hoy supuestamente se lanzan contra las posiciones del EIIL, se desvían contra las fuerzas armadas y el pueblo sirio, con el fin de que una “oposición moderada” pueda acabar su cometido de usurpar el poder en la nación árabe. Ese es el objetivo de EE.UU. y así lo ha hecho saber.
Incapaz de ocultar tan descaradas intenciones, Barack Obama manifestó el 18 de septiembre que la oposición siria cumple la doble tarea de combatir a los terroristas del EIIL y a la “tiranía del régimen de Asad”,¹ por lo que es necesario incrementar la asistencia, incluida la militar y el entrenamiento, con el apoyo de sus aliados árabes.
Esa oposición “moderada” tomó el 22 de septiembre, en coincidencia con el comienzo de los bombardeos contra Siria, una importante decisión. De acuerdo con la agencia de prensa EFE, la cúpula del Ejército Libre Sirio (ELS), liderada por el General Abdullah al Bashir, fue destituida por su “incapacidad de incluir a todas las fuerzas que están sobre el terreno”, según anunció la Coalición Nacional Siria (CNFROS, por sus siglas en inglés), principal alianza política opositora.
En un comunicado, el presidente de la CNFROS, Hadi Bahra, explicó que ordenó “la disolución” del Consejo Militar Supremo del ELS para “incluir a todas las facciones militares y formaciones revolucionarias que operan en el suelo sirio”, ya que “la revolución siria está pasando por una etapa en la que necesita unificar sus filas y reorganizar sus instituciones, además de corregir errores para aumentar la eficiencia y las capacidades de sus fuerzas”.
Y no deja de tener razón este títere imperial, una nueva etapa ha comenzado. EE.UU. ya no se limita a ataques aéreos con aviación caza o vehículos aéreos no tripulados, como hasta el momento se observaba en los reportes del Pentágono sobre las acciones contra el EIIL en Irak. Las noticias² hablan del empleo de cohetes crucero “Tomahawk”, desde buques de combate en el Mar Rojo y el Golfo Pérsico, bombarderos de precisión, desde las bases de EE.UU. en sus satélites del mundo árabe, así como el debut en combate de los cazas de tecnología furtiva F-22.
Tal despliegue no se observaba precisamente desde la llamada operación “Odisea del Amanecer”, con la que EE.UU. y la OTAN brindaron a la oposición libia el apoyo aéreo necesario para derrotar a las tropas leales a Muammar al Gadaffi. Nadie dude que sea esa exactamente la intención en esta oportunidad.
Otra “casualidad” llama la atención a tono con el inicio de los bombardeos. Según reportes de prensa,³ las defensas antiaéreas israelíes derribaron un caza sirio en áreas de las Alturas del Golán. EE.UU. no pudo sujetar más la correa de su perro de presa en el Medio Oriente y a este se la ha escapado una mordida antes de tiempo para ilustrarnos aún más por donde va la estrategia imperial.
Mañana todo pretexto será válido: que las fuerzas armadas sirias derribaron cualquiera de los aviones de combate yanquis o de la “coalición”, que hoy violan su espacio aéreo; que Siria obstaculiza los esfuerzos por acabar con el EIIL; que Bashar al Assad brinda refugio a los terroristas e impide a la “oposición moderada” cumplir la tarea que Obama les ha orientado, cualquier razón justificará que la ofensiva que supuestamente tiene como objetivo el terrorismo, se expanda para hacer caer, al fin, ese bastión contra la Guerra No Convencional en que Siria se ha convertido.
Por todos estos motivos es tan importante distinguir los esfuerzos internacionales de combatir el terrorismo, avalados por Naciones Unidas, de las intenciones ocultas de EE.UU. y sus aliados en el Medio Oriente, como ha expresado recientemente el canciller sirio, Wallid al Muallen.⁴
La nueva etapa de la guerra en Siria está prevista en los manuales yanquis para normar los procedimientos no convencionales de agresión. Según la Circular de Entrenamiento 1801 de las Fuerzas Especiales para la Guerra No Convencional, el apoyo del gobierno estadounidense a un movimiento de resistencia o insurgencia puede manifestarse de forma directa cuando incluye “una mayor variedad de apoyo logístico, de entrenamiento y de asistencia con asesores, incluidos en áreas controladas por los insurgentes o desde un país fronterizo”, lo cual queda claro en las intenciones expuestas por el presidente y los jefes militares del imperio.
Pero incrementar las capacidades y el entrenamiento del movimiento de resistencia no sería suficiente si no se degradan las posibilidades del estado agredido para combatir contra esas fuerzas. Por esa razón, el guion imperial incluye los golpes contra las fuerzas armadas sirias, sus instituciones y su pueblo, en otro triste ejemplo de hasta donde es capaz de llegar EE.UU., en cumplimiento de sus objetivos estratégicos.⁵
Por lo pronto han comenzado ya los nefastos e inevitables daños colaterales. Ocho muertos es el saldo civil en el primer día de ataques contra Siria,⁶ como parte de esta nueva cruzada antiterrorista norteamericana. Solo para eso sirven las bombas. El fuego, las explosiones y la metralla son tan atroces como las decapitaciones o las publicitadas ejecuciones del EIIL. Habría que ver dónde comienza o acaba el verdadero terrorismo. <br
CITAS
2.http://touch.latimes.com/#section/-1/article/p2p-81452413/
3.http://actualidad.rt.com/actualidad/view/141119-defensa-aerea-israel-derribar-avion-sirio
4. http://actualidad.rt.com/actualidad/view/141109-siria-canciller-hablar-rt
5. Los esfuerzos de EE.UU. con la Guerra No Convencional están dirigidos a explotar las vulnerabilidades sicológicas, económicas, militares y políticas de un país adversario, para desarrollar y sostener las fuerzas de la resistencia y cumplir los objetivos estratégicos de EE.UU. Históricamente, el concepto militar para el empleo de la Guerra No Convencional fue, en primer lugar, apoyar los movimientos de resistencia durante los escenarios de guerra general. Aunque este concepto mantiene su valor, el ambiente operacional desde el fin de la Segunda Guerra Mundial requiere, cada vez más, que las fuerzas estadounidenses lleven a cabo la Guerra No Convencional en escenarios de guerra limitada. Circular de Entrenamiento 1801, 1.1.
Fuente Cubadefensa