“Bueno muchas gracias por hacer que mi comentario se extendiera a todos y así lograr que todos apoyaran la causa de nuestros médicos en África que es lo que más necesitan después de esto, demostrémosles nuestra aprobación a lo que hacen a pesar de que es una tarea arriesgada. Esa es nuestra mejor forma de hacerlos sentir seguros y darles ánimo para seguir adelante con tan importante misión”.
Así comienza su nuevo mensaje Alejandro Báez, hijo del médico cubano que recibe tratamiento especializado en Suiza contra el ébola que contrajo mientras enfrentaba la terrible epidemia que afecta a Sierra Leona.
En un correo electrónico enviado a Cubasí el joven estudinte de segundo año de medicina agrega: “Sí, mi papá enfermó pero eso no quiero decir como muchos dicen que no debió ir. Yo digo que es todo lo contrario mi papá estaba allí porque él se sintió en el deber de ayudar a quienes más lo necesitan poniendo su vida en riesgo. ¿pero acaso no es esto lo que nos hace humanos? digo yo no porque lo que nos hace humanos es nuestra capacidad de poner el bien común por encima del personal y ser capaces de darlo todo por ayudar a quien necesita una mano. Aprovecho y agradezco nuevamente a todos por demostrar tanto apoyo y amor hacia nuestros colaboradores de la salud en especial el que han mostrado hacia mi papá”.
Según una nota publicada por Aday del Sol la llegada del mensaje se produjo casi al mismo tiempo en que el médico en jefe del Servicio de Cuidados Intensivos del hospital Cantonal en Ginebra, Jerome Pugin, informaba a los periodistas que el médico cubano Félix Báez se encontraba estable, no sufría dolores agudos y que presentaba un cuadro similar al de una fuerte gripe. Horas antes se informaba que nueve enfermeras atienden directamente a Báez las 24 horas del día y también hay tres médicos que se ocupan de él “en permanencia”, aunque en total hay “decenas de personas” de distintas disciplinas que se dedican a su caso, todos ellos voluntarios.
También se conoció que tras recibir los cuidados necesarios, el doctor Báez pudo dormir y hoy conversó con los responsables de su atención, quienes dijeron que el testimonio que les dio sobre la situación en Sierra Leona fue “desgarrador”. El médico pudo hablar también por teléfono con su familia en Cuba, un momento que fue descrito como de “extrema emoción”.