Por Albor Ruiz
No me defiendas compadre.
La frase del cómico mexicano Tin Tan les queda como mandada a hacer a esos políticos norteamericanos que, adoptando poses de preocupación por el bienestar de los cubanos, se oponen al restablecimiento de relaciones con Cuba anunciado en conjunto por los presidentes de ambas naciones la semana pasada.
Caraduras de campeonato, estos individuos no lo piensan dos veces antes de autoproclamarse defensores del pueblo cubano mientras hacen lo posible y lo imposible por mantenerlo en la pobreza y el aislamiento.
Es vergonzoso que tres de los especímenes más notables de esta fauna de simuladores se definan como cubanoamericanos, aunque ninguno haya puesto un pie en Cuba jamás.
Ellos son Marco, Ted y Bob, algo así como los tres cochinitos del Senado, aunque su actuación no sea precisamente apta para un cuento infantil. Los dos primeros, Rubio y Cruz, son republicanos y rivales ya que ambos sueñan con ser candidatos a la presidencia; el tercero, Menéndez, es demócrata, pero los tres tienen algo en común: un odio visceral hacia cualquier medida que pudiera inyectar un mínimo de racionalidad a la política de Washington hacia Cuba. Los tres participaron en el programa Al Punto, de Univisión.
“Yo creo en la paz a través de la fuerza”, le dijo Cruz con su habitual desplante al periodista Jorge Ramos explicando su ira ante el respetuoso y pacífico cambio de política anunciado por Obama. Y añadió mintiendo sin el menor pudor: “Cuba es el principal estado auspiciador del terrorismo”.
Rubio hizo sus pucheros de costumbre mientras le contestaba a Ramos por qué se opone a negociar con Cuba pero no con China, un país que, según el periodista de Univisión, es también una dictadura comunista. “Hay razones geopolíticas”, afirmó con gran seriedad. “China es el segundo poder económico del mundo”. Además es muy grande, dijo, y es una potencia nuclear. Cuba, el país de sus padres, sin embargo, es pequeño y pobre y no tiene armas nucleares. Tal parece que la doctrina de Rubio en política internacional es la cobardía institucionalizada.
Y entonces el inefable Menéndez en todo su rollizo esplendor proclamó su indignación porque, según él, “Obama les está dando todo lo que quieren los hermanos Castro sin ganar nada a cambio”. Lo que nunca explicó Menéndez –quien ha sido objeto de repetidas investigaciones por corrupción– es qué “ganó” Washington en 53 años de política fracasada, como no fuera el repudio internacional.
Pero la historia les ha pasado la cuenta y los ha lanzado por la borda. Como peces fuera del agua, Rubio, Cruz, Menéndez y otros como ellos no pueden hacer otra cosa que boquear desesperadamente para no ahogarse.
Los tres cochinitos andan todavía peleando guerras de ayer y, afortunadamente, van camino a una rápida extinción.
No cabe duda, el 2015 promete ser un gran año para todos los cubanos.