Por Arthur González
“Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”, reza el viejo proverbio popular hispano, y es exactamente cómo actúan los miembros de la mafia terrorista anticubana refugiada en Estados Unidos.
La prueba de tal afirmación la dio el Senador demócrata Bob Menéndez, al declarar “que será muy difícil que los congresistas estadounidenses confirmen un embajador en La Habana”.Los mismos que abogan constantemente por cambios en Cuba, se mantienen inamovibles en sus posiciones retrogradas e inefectivas contra la isla, llegando al extremo de no aceptar las medidas recientemente anunciadas por el Presidente Barack Obama, debido entre otras cuestiones, a que las aprobadas desde la administración de John F. Kennedy, no lograron derrocar a la Revolución.
A pesar de que Obama dejó bien claro que los objetivos perseguidos por Estados Unidos sobre Cuba se mantienen y solo es una nueva vía para alcanzarlos, la extrema derecha mafiosa no quiere acatar su derrota, pues en ella van muchos intereses políticos y económicos que les ha permitido vivir de esa arcaica línea política, alcanzar altas posiciones gubernamentales y enriquecerse con parte de los presupuestos millonarios que se le asignan a las acciones contra el Gobierno y pueblo cubano.
Los padres del senador demócrata por Nueva Jersey, abandonaron Cuba en 1953 huyendo del régimen del tirano Fulgencio Batista, asentándose en Nueva York, ciudad en la que nació Menéndez en 1954.
Posteriormente se trasladaron al estado de Nueva Jersey, donde el abogado y Senador labró su carrera política.
Sin embargo, a pesar de que la Revolución triunfante el 1ro enero de 1959 derrotó al dictador que provocó el exilio de sus padres, Menéndez decidió unirse a los hijos de los testaferros de ese tirano para desplegar su carrera política en Estados Unidos y ahora llega al clímax de pretender impedir el nombramiento de un embajador estadounidense en la Isla.
Así actúan los que le piden a Cuba cambios, con inconsistencia de principios y pisoteando las decisiones de su Presidente.
Después afirman que son democráticos y que no violan los derechos humanos.