Por: Dr Roberto Pérez Rivero.*
El II y IV Frentes guerrilleros aseguran el dominio de toda su zona de responsabilidad.
En las zonas centro y norte de la antigua provincia de Oriente las tropas rebeldes también ocasionan serios daños al ejército enemigo como lo fueron: el cuarto ataque a Minas de Ocujal, el combate de Los Güiros, las acciones de Sagua de Tánamo–Cayo Mambí, la pérdida por el ejército de Puerto Padre, y las acciones de Cueto-Los Palacios y Mayarí-Guanina:
- Entre el 10 y el 18 de noviembre de 1958, fuerzas de las columnas rebeldes No. 19 y 17 del Segundo Frente atacaron por cuarta vez el cuartel de Minas de Ocujal; en esta última ocasión la guarnición estaba reforzada para su defensa con la Compañía 76, a las órdenes del capitán Royo Sierra. Por la experiencia obtenida en combates anteriores, la posición estaba muy bien fortificada con trincheras cavadas, y ubicada en una altura dominante favorable para su defensa, lo cual permitió a la Co. 76 resistir el ataque rebelde varios días.
En este caso el apoyo de la FAE fue efectivo en el lanzamiento de suministros a la tropa sitiada, pero no causó bajas en los rebeldes con su fuego. La debilidad en esta acción recayó en la operación de refuerzo; el 13 de noviembre, según despacho del propio Carrillo,[1] la compañía B-1, que operaba en el Escuadrón 74 de la GR, se retiró con un muerto y muchos heridos al tratar de avanzar desde Mayarí hacia Ocujal. Para proteger su retirada utilizó un criminal proceder parecido al empleado en otras zonas de operaciones: evadir el fuego rebelde al amparo de rehenes (hombres, mujeres y niños). El día 18, se retiran los rebeldes al agotárseles el parque, al día siguiente el ejército abandonó la localidad.
- El 2 de noviembre, la tropa de 25-40 efectivos que rutinariamente se movía en carros por el itinerario Holguín-Delicias, cayó en Los Güiros en una mortal emboscada montada por hombres de la Columna 14 del Cuarto Frente “Simón Bolivar”. La tropa del ejército resultó totalmente aniquilada: 20 muertos, tres heridos graves, cinco prisioneros con heridas leves y uno que logró fugarse; y les ocuparon 31 armas y abundante parque. Las fuerzas rebeldes tuvieron sólo un herido.[2]
- Sobre el 9 de noviembre, fuerzas de las columnas 19 y 17 del Segundo Frente inician el sitio a Sagua de Tánamo, la acción de este tipo más larga de la Guerra de Liberación Nacional. Aunque en su prolongación influyó el accionar rebelde (tenían fuerzas ocupadas en torno a San Luis y La Maya, entre otros factores), en ello pesó mucho el actuar del ejército.
La plaza de Sagua de Tánamo fue defendida por la Compañía 75 en operaciones, las fuerzas de la GR y la Policía Nacional de la localidad, además de algunos chivatos y Masferreristas, para sumar un total de unos 150 efectivos. Varios factores contribuyeron a prolongar la resistencia de estas fuerzas: el acondicionamiento ingeniero de los objetivos defendidos, utilizando las edificaciones de la ciudad más favorables para ello; la desconcentración de las fuerzas con la ocupación de 13 posiciones, varias de ellas avanzadas, lo que dificultaba el sito y ataque de los rebeldes; la posición geográfica del poblado favorecía su defensa; el intenso y constante apoyo aéreo; el repliegue de una posición a otra cuando no podían mantenerla; e intentos por recuperar posiciones perdidas y por romper el cerco rebelde.
Otro elemento a tener en cuenta es la actitud del teniente Santana, quien sustituyó al jefe de las tropas, capitán O’ Farril cuando éste las abandonó el 17 de diciembre. Santana fue persistente en el mando, rechazó intentos rebeldes para pactar rendición y, aunque informó al mando del 7mo DM sobre su desesperación y la de sus subordinados, se esperanzó en la posible llegada de refuerzos.
El 17 de noviembre, las fuerzas rebeldes extendieron los ataques a Cayó Mambí; los 100 hombres que defendían esa posición fueron apoyados por la fragata 301 de la Marina de Guerra.
Ante la difícil situación de la Co. 75, el mando superior desembarcó la Co. A-1, la que junto a la Co. 77, a las órdenes del capitán Amador Cruz, intentaron avanzar hacia Sagua, pero fueron rechazadas. Posteriormente desembarcó en el aeropuerto de Cayo Mambí la Compañía No.11; Ugalde Carrillo envió al teniente coronel Salas Cañizares y el comandante Montero para comandar una segunda operación de refuerzo (el teniente coronel lo hizo desde un avión) con la participación de las tres compañías; pero estas fuerzas fueron nuevamente rechazadas. Se desplegaron para combatir, pero se desplazaron por la carretera y caminos, itinerarios predecibles, y, como en muchas ocasiones, el vuelo de la avioneta de reconocimiento alertó a los rebeldes sobre la inminente llegada de la columna del ejército. Después de este rechazo, Ugalde sugirió al EME el envío de otro batallón y tanques para recuperar Sagua, pero el día 24 el primer teniente Santana se rindió a las fuerzas rebeldes. En las acciones de Sagua de Tánamo y Cayo Mambí las fuerzas rebeldes tuvieron 21 muertos y muchos heridos, lo que la convirtió en una costosa victoria.[3]
- El caso de la pérdida de Puerto Padre, es el de las plazas que ante los ataques rebeldes poco pudieron hacer para mantenerse. El 24 de diciembre, fuerzas combinadas de las columnas Nos. 12, 14 y 32 del Cuarto Frente, a las órdenes del comandante Delio Gómez Ochoa, atacaron los objetivos defendidos por el ejército: los cuarteles de la GR y MG, la Policía Nacional y municipal, el Ayuntamiento, la Junta Electoral, la Zona Fiscal y el Fuerte de la Loma, lugar este donde más se combatió el día 25. Antes de rendirse las fuerzas sitiadas, una fragata de la MG se presentó frente a la ciudad, pero en la noche se retiró sin combatir.
- La guarnición de Cueto fue hostigada desde el día 21 de diciembre por fuerzas de las columnas Nos. 17y 19, a las que se les sumó un pelotón de la Columna 1 del Primer Frente. El día 25 las compañías 78 y 84 del ejército, apoyadas por tanques, artillería y la aviación, combaten para llegar a Cueto, entran en Báguanos y al día siguiente logran romper el cerco rebelde para rescatar la guarnición de Cueto, la cual abandonan el día 27 bajo hostigamiento de las fuerzas rebeldes y marchan en dirección a San Germán. La columna fue cercada en la zona La Matilde-Los Palacios. En horas de la mañana del día 28 intenta romper el cerco tendido; tras fuerte combate lo logra con parte de las fuerzas, dejando en el lugar más de 100 bajas entre muertos y heridos, incluidos entre estos últimos el jefe de la columna, comandante Sosa Blanco, y su segundo al mando el capitán Ávila.
- El 29 de diciembre, se cierra el cerco de fuerzas de la columna No. 19 del Segundo Frente sobre Mayarí, sede del Escuadrón 74 de la GR, defendida por la Co. 76 en operaciones, las fuerzas de la GR y el personal de la policía (200 hombres aproximadamente). Al amanecer del día 31, las tropas sitiadas deciden romper el cerco. En Guanina chocan con las emboscadas rebeldes y vuelven a ser cercadas; sólo escapa una tanqueta y parte de la vanguardia en dirección a Preston (en el blindado logró salir el jefe del Escuadrón 74 GR, comandante Esteban Cuza Garbey). Desde Preston, donde se encontraban la Co. 74 y efectivos de la GR, trató de avanzar un refuerzo, pero fue rechazado. Ese mismo día Cuza Garbey concertó la rendición. En las acciones tuvo 12 muertos, muchos heridos y le ocuparon 300 armas y abundante parque.[4]
La maniobra envolvente en torno a Santiago de Cuba fue completada además, con el cerco de Guantánamo. Por otra parte al norte y occidente de la región oriental las columnas del IV Frente Simón Bolívar cortaban el paso a refuerzos enemigos y toda vía de comunicación, el acceso del enemigo hacia Santiago a través de Holguín y Las Tunas era casi imposible, además de tomar las guarniciones pequeñas las fuerzas del IV Frente también presionaron sobre las ciudades de Holguín y Las Tunas. De esta manera los principales enclaves orientales quedaron aislados entre sí.
Las columnas 11 y 13 en Camagüey interfirieron las vías de comunicación con Oriente y Las Villas, presionaron sobre las grandes guarniciones y atacaron pequeños cuarteles.
La huida de Fulgencio Batista el 1ro de enero de 1959, precipitó el desenlace de la guerra; el plan elaborado por Fidel para la toma de Santiago de Cuba no tuvo que ejecutarse. El Comandante en Jefe había calculado no más de 7 días para vencer la defensa enemiga en la capital Oriental. La idea de Fidel para la toma de Santiago incluía cercar y tomar el camino entre Santiago y el aeropuerto, cercar el batallón de Quintero y tomar los edificios entre éste y el Moncada y por último 100 hombres de Santiago con armas que se les habían pasado por la bahía, realizarían un alzamiento interior en la ciudad. En resumen, rodeada la ciudad por tierra y mar se pretendía cercar los batallones del ejército en las defensas exteriores y provocar los refuerzos del Moncada para emboscarlos y combatir contra ellos en movimiento.
En los días que precedieron al triunfo revolucionario, Fidel, las fuerzas revolucionarias y el pueblo tuvieron que enfrentar grandes peligros que amenazaron con frustrar el triunfo, entre ellos las maniobras para efectuar un golpe de Estado, las intenciones intervencionistas norteamericanas y de la OEA, y las conspiraciones militares de última hora.
En estos momentos finales el General Cantillo quien fungía como Jefe de Operaciones en Oriente había adquirido determinados compromisos con el Comandante en Jefe, éste, aunque para la toma de Santiago contaba con sus propias fuerzas y medios no descartó la posibilidad de evitar derramamientos de sangre ante determinado ofrecimiento del enemigo.
Cantillo se había comprometido a entregar Santiago el 31 de diciembre, sublevando las fuerzas militares en Oriente a favor de la insurrección. Además acordó con Fidel evitar golpe de estado, no informar los acontecimientos a la embajada norteamericana e impedir la fuga de Batista, pero precisamente comenzando por informar a la embajada norteamericana incumplió todos los acuerdos.
Ante el colapso de la tiranía, el Departamento de Estado de Estados Unidos y la CIA maniobraron y trataron de establecer en el poder una junta militar bajo la dirección del Coronel Barquín. Esa junta formada por figuras civiles y militares que no estaban directamente comprometidas con los crímenes de la tiranía, pretendía reestructurar los mandos militares y tomar las riendas de la nación.
Fidel aprecia con claridad que el enemigo trataba de impedir el triunfo por el que el pueblo tanto había luchado. El mismo día 1ro de enero de 1959, desde Palma Soriano a través de la emisora Radio Rebelde informa su decisión para frustrar la maniobra enemiga, en ella manifestó total rechazo al golpe de Estado y cualquier acción que se opusiera al triunfo revolucionario, ordenó a los jefes de columnas del Ejército Rebelde que continuaran la ofensiva sobre los objetivos enemigos y en particular ordena a Camilo y Che avanzar sobre la ciudad de La Habana como vanguardia del Ejército Rebelde y tomar la fortaleza de Columbia y la Cabaña respectivamente. Por último, llama a los trabajadores y pueblo en general preparar la huelga general revolucionaria.
La firmeza revolucionaria ante las maniobras golpistas, la impetuosa ofensiva rebelde y la acción generalizada del pueblo, garantizaron la victoria de la Revolución el 1ro de enero de 1959.
CONCLUSIONES.
El desarrollo de la Ofensiva Final Rebelde en la región oriental del país, revela las extraordinarias cualidades de estratega militar de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. El plan estratégico decidido parta la Ofensiva Final estuvo basado en una integral apreciación de la situación.
El plan incluyó: Explotar el éxito obtenido en el rechazo de la ofensiva de verano, organizar nuevos frentes y columnas extendiendo la guerra al resto de las provincias, aislándolas a la vez unas de otras. Preparar a la clase obrera y el resto del pueblo para la huelga general revolucionaria, desarrollando las acciones en tres direcciones: Santiago de Cuba, Las Villas y Pinar del Río, concentrando los esfuerzos principales en la primera.
Durante la Ofensiva Final rebelde en la zona oriental el Arte Militar rebelde continuó desarrollándose:
- mantuvo como principios básicos del combate: la movilidad, sorpresa, concentración y desconcentración, independencia, tenacidad, iniciativa y la actividad.
- Se concedió importancia vital a una profunda apreciación del enemigo.
- Las acciones combativas se realizarton con un mínimo de pérdidas y empleando de forma efectiva y eficiente las fuerzas y los medios.
- Se desarrollaron acciones combativas con correlación de fuerzas y medios desfavorables, incluso en combates ofensivos.
- Aprovechamiento de las condiciones topográficas y climatológicas, combatiendo al enemigo en el terreno escogido por nuestras fuerzas.
- El factor político moral continuó siendo un elemento decisivo. Las acciones de influencia político moral y psicológica tuvieron tanta importancia como las acciones propiamente combativas. Igualmente, se prestó gran atención a la preparación del personal, sobre todo a los cuadros de mando.
- Durante las acciones combativas combinan el fuego con la maniobra y el golpe, realizando acciones en la retaguardia del enemigo y en sus flancos, evitando como norma ataques frontales a las posiciones bien defendidas.
- Adopción de novedosos órdenes combativos, con el empleo oportuno y eficiente de las reservas. Tanto en los combates ofensivos como defensivos.
- Amplio desarrollo del cerco, en este caso para lograr la toma de las ciudades más importantes y otros objetivos defendidos por el enemigo. Se sostuvo la combinación del cerco con las emboscadas, como acción táctica para obligar al enemigo a mover refuerzos y atacar a esas columnas en movimiento.
- En los combates se desarrollaron las fortificaciones y otras medidas del aseguramiento ingeniero para resistir y preservar las fuerzas y los medios. Se realizaron constantemente acciones activas para hostigar, desgastar, contener y aniquilar fuerzas del enemigo, empleando para ello de forma amplia las emboscadas acondicionadas desde el punto de vista ingeniero y ubicadas en lugares de obligado paso del enemigo.
- El enemigo siguió siendo la principal fuente de abastecimiento.
- En la medida que la ofensiva avanzaba, en los territorios liberados proseguía el desarrollo de aparatos políticos – administrativos, judiciales y de bases de apoyo logístico.
- El mando se realizó de forma ininterrumpida, garantizando las comunicaciones directas con las pequeñas unidades y estando siempre en el lugar donde se realizan las acciones decisivas; organizando al mismo tiempo de forma detallada y precisa la cooperación entre las fuerzas y medios.
En este último ámbito sobresalieron por su independencia, capacidad organizativa, iniciativa y firmeza del mando los jefes del Tercer y Segundo frentes, los comandantes Juan Almeida Bosque y Raúl Castro Ruz.
Sobre todo, llama la atención el desempeño del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Durante toda la realización de la Ofensiva Final del Ejército Rebelde, la participación personal de Fidel en sus combates fue muy activa; lo mismo estaba en la primera línea de fuego, que daba indicaciones a un combatiente en particular, que transmitía órdenes a jefes de diferentes tropas y frentes, que negociaba una rendición con simples o importantes jefes del enemigo. Esta práctica demuestra su peculiar capacidad para combinar el ejemplo personal en los combates, con la dirección de lo táctico y lo estratégico; de moverse en la acción y el pensamiento de lo primero a lo segundo y viceversa, o incluso, simultanearlos.
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Fuentes documentales
Departamento de Archivo, Instituto de Historia de Cuba, Fondo Ejército.
[1] Comisión de Historia Columna 19: Columna 19 José Tey.Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1982, p. 309
[2] Días de Combate. Ed. Instituto del Libro, La Habana, 1970, p. 209.
[3] Ver: Comisión de Historia Columna 19: Ob. cit., pp. 322-390.
[4] Comisión de Historia Columna 19: Ob. cit., p.401.
* Presidente de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC)