DICK EMANUELSSON /Contraingerencia/ La decisión venezolana de cerrar la frontera en diez municipios venezolanos, causó pavor en el Poder Fáctico en Colombia. Efectivamente se cerró un mercado que es más lucrativo que el narcotráfico; el contrabando de gasolina. Maduro también cerró uno de varios canales para el sabotaje económico. En Cúcuta, la ciudad fronteriza colombiana, los tres mil cambistas del mercado negro, legalizados por el gobierno en Bogotá, les toca buscar ahora nuevos mercados.
Contraofensiva al paramilitarismo-500 toneladas de productos decomisados
Con el pretexto hipócrita de defender a los 1071 deportados sin papeles e Venezuela, Santos y la oligarquía colombiana intentan de desviar la atención al verdadero problema que existe en la frontera. El cinismo es grande en la élite política en Bogotá pero es descarado en los sectores de los periodistas. Nuestros colegas colombianos saben mejor que cualquier persona que el millón litros de combustible, que solo el puesto fronterizo San Antonio-Cúcuta ha dejado de entrar al territorio colombiano, lo compró la mafia paramilitar colombiana en Venezuela por 0,02 dólares por litro y lo vendía por casi un (1) dólar en Colombia. Lo mismo pasa con la medicina, víveres, alimentos básicos, todos subvencionados en Venezuela pero que es comprado y traído y traslado a la frontera. Desde el 21 de agosto, cuando llegó el Ejército Venezolano al Estado de Táchira, más de 500 toneladas de productos han sido decomisados en bodegas, sótanos clandestinos u otros lugares por los uniformados.
Con el primer cierre de la frontera en diez ciudades, el gobierno de Maduro está comenzando una contraofensiva al paramilitarismo, dando golpes a las maniobras de crear un caos económico en Venezuela que es aprovechado por la oposición venezolana en alianza, tanto con la oligarquía colombiana pero sobre todo, con el imperialismo estadounidense.