Confesiones de un ateo. # ElPapaEnCuba

 Por Félix Edmundo Díaz/La Mala Palabra

Creo haberles dicho que soy “ateo de cuna”, como la mayoría de los cubanos de mi generación, la que vino detrás y, quizá, la siguiente, soy de esos que crecieron “arrullándoles” al oído los “me ca.. en Dios, cabrón” cada vez que el martillo hacía diana no en la cabeza del clavo, sino en los dedos que lo sujetaban, o cuando nuestras madres (o padres) hirviendo la leche tenían la osadía de, por diez milisegundos, apartar la vista del borde del jarro y el preciado líquido se derramaba, en fin, tampoco supe que Martí, Maceo y otros tantos próceres de nuestra independencia eran masones o católicos, o practicaban cualquier culto sincrético, porque eso no hacía falta, ya que Dios no existe.

Después con el paso de los años y los estudios (incluida la lectura de la Biblia), y el análisis y apropiación de los conocimientos, llegué a tres conclusiones:

1ra. Dios no existe.

2da. Los creyentes no son responsables de los desmanes que en nombre de Dios y de ellos mismos cometieron otros.

3ra. Millones de creyentes han dado sus vidas en defensa de las causas más nobles de la humanidad.

Claro que para llegar hasta aquí tuve que despojarme del hedor que provocó el apoyo de la iglesia católica a los regímenes dictatoriales y sangrientos que, hasta 1959, habían convertido a Cuba en el bayú de los marines yanquis y en refugio seguro de los más connotados mafiosos de este hemisferio, y que después del triunfo de Enero de 1959, no pocos de esos representantes de Dios en la Tierra apoyaran a la contrarrevolución.

Me obligué a creer que, hasta ese momento, todos o la mayoría de los miembros de la jerarquía eclesiástica en Cuba eran gallegos (como les decimos aquí a los españoles) y, sin denostar de la madre patria por ser mis ancestros por líneas materna y paterna de ese país, lo menos que se me ocurre pensar es que aquellos curas no tenían ningún sentimiento de pertenencia.

Ya entonces aparecía Fidel y la religión, lo que a juicio del que suscribe debería ser un documento de obligada consulta para creyentes y ateos a fin de comprender los porqués de nuestras posiciones hacia la Iglesia, después llegaron los religiosos al Partido Comunista de Cuba, aunque ya antes lo había hecho Cayita (creo que así la llamaban), a la que Fidel le envió el carné del PCC y cuando esta le dijo al emisario que no podía ser militante porque creía en Dios, el mensajero le comentó: Dice el Comandante que tu puedes creer en lo que quieras…

Sin embargo, antes que yo, en mayo de 1990, durante una entrevista concedida a la agencia IPS, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, vicario del oeste de la Ciudad de La Habana, señalaba: Cuando Fidel habla, no es solo para los protestantes, es para todos los creyentes en Cuba, sean católicos, protestantes o santeros.

Y, mucho antes que Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, quien precisamente lo hiciera del conocimiento público, SS Juan XXIII, a través del entonces embajador de Cuba en el Vaticano y en medio de la Crisis de los misiles, le mandaba a decir a Fidel: Embajador, diga de mi parte a mi hijito (Fidel) que resista, que el Santo Padre ora por él y por Cuba.

¿Cuán grande era el alma de este Papa? ¿Cuánto amor fue capaz de mostrar por los desposeídos, por los humildes y por todos los hombres con independencia de su credo?

No por gusto SS Juan XXIII pasó a ser conocido como “el Papa buono” o “el Papa más amado de la historia”, ello fue el resultado de su compromiso, ese que les es ajeno a algunos, con la gente sencilla, los enfermos y los pobres.

Y entonces, llega el Papa Francisco, quien de su propia elección, al parecer debido al tiempo que demoró en verse la fumata blanca, expreso: “… el deber del cónclave era dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos Cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo”.

Lo que pocos imaginaron fue que, el ya signado como reformista, SS Francisco quisiera una Iglesia pobre y para los pobres, lo que se evidenció desde su mensaje al conclave del 2013, cuyos cuatro puntos señalaban:

  1. «La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no sólo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria».
  2. La Iglesia es una institución «autorreferencial», centrada en sí misma, una tendencia que enferma a la institución.
  3. «La Iglesia, cuando es autorreferencial, sin darse cuenta, cree que tiene luz propia… y da lugar a ese mal tan grave que es la mundanidad espiritual».
  4. El Papa sería «un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo… ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales»

Bueno amigos, si a SS Francisco le quitamos del discurso las ideas sobre la concepción del mundo y la existencia de un ente supremo, estamos en presencia de un Papa totalmente diferente, pues desde el mismo inicio de su pontificado ha reclamado la construcción de una Iglesia “más cercana a los pobres”,  así como ha invitado a los sacerdotes a “acercarse al sufrimiento” y salir a las “periferias, donde hay sufrimiento, sangre derramada, ceguera que desea ver, donde hay cautivos de tantos malos patrones”, ha criticado males de la sociedad actual como el desempleo, la falta de oportunidad para los jóvenes, la mercantilización de la educación, la pobreza, el hambre, la desinformación en los medios, la guerra y la cultura del dinero.

En fin que, en esta época de fundamentalismos de todo tipo, si tenemos un Papa diferente, y ese Papa es SS Francisco, que aboga por el ecumenismo, que desde cualquier tribuna fustiga al capitalismo y las consecuencias de sus crisis sobre los pueblos del mundo, como lo hace contra las guerras por los crímenes, los desplazamientos de poblaciones enteras y la pobreza que siembra, que, además, es capaz de criticar y reformar a la propia Iglesia, entonces todos los cubanos (creyentes y ateos) debemos brindarle nuestro respeto.

A los creyentes, los convido, como él mismo hiciera, a que recen por el Obispo de Roma.

A los ateos, los convido a brindarle a SS Francisco el respeto y protección que merece, ya que, aunque a nosotros no nos interese, personalmente creo en él (Francisco) como ser humano y sé que él nos considera parte de su rebaño, quizá, la parte extraviada, pero a su manera no nos excluye de sus bendiciones.

Si me disculpan (y si no lo hacen también) me he adjudicado el derecho de excluir del rebaño a esos pocos, por desgracia, cubanos, que ven la mierda en el piso, se acercan, la tocan y solo después de probarla y convencerse que es mierda hacen por apartarse, esos que solo idolatran al Dios Dinero y que por 33 pesetas se empeñan en empañar la visita de SS Francisco a Cuba.

A esos pocos que gustan de refugiarse en embajadas, iglesias o tras las cámaras de los reporteros foráneos o de los seudoperiodistas, un consejo: Compórtense o los comportamos… dicho en buen cubano: Pueden irse a la mierda… después de todo, un amigo al que no le falta razón me dijo que mandar a la mierda no es un insulto, pues a veces es una buena manera de ayudar a alguna gente, léase yoanis, berthas, rodiles y demás lacayos, a encontrar su justo camino…

Por último un dato curioso: el 19 de septiembre, cuando SS Francisco esté arribando a Cuba, este ateo que acaba de confesarse con ustedes y no piensa hacerlo más, se sentará a tomarse una botella de ron con familiares y amigos… si alguien quiere pensar que es por el Papa, me tiene sin cuidado… a los que me quieren bien solo les recuerdo que, coincidentemente, ese día cumplo 53 septiembres…

Y desde ya me digo: Feliz día Félix, y, al propio tiempo, les convido a darle la bienvenida al Papa Francisco.

*Editor de La Mala Palabra.

 

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