Por Arthur González/El Heraldo Cubano
Diariamente la prensa occidental divulga noticias contra países que tienen gobiernos no aceptables para Estados Unidos, pero cuando suceden acciones preparadas y ejecutadas por la CIA, como el intento de golpe de Estado al presidente ecuatoriano Rafael Correa, tratan de no decirlas o en todo caso disminuirlas.
Hace exactamente 5 años, un 30 de septiembre del 2010, la CIA preparó una asonada golpista en Ecuador, mediante el reclutamiento de varios jefes policiacos, instigados por ciertos políticos pro norteamericanos, con el apoyo de los medios de comunicación privados.
El objetivo era asesinar al presidente constitucional que cuenta con un respaldo mayoritario de la población, pero no es tolerable para la Casa Blanca por sus posiciones y denuncias contra el capital extranjero y la explotación a la que someten a los pobres.
La derecha latinoamericana, bajo las órdenes de las agencias de inteligencia yanqui, intentan volver a la etapa de la Operación Cóndor, para barrer toda sombra de nacionalismo e independencia.
Las acciones desestabilizadoras se iniciaron contra el presidente venezolano Hugo Chávez Frías en el 2002, donde pisoteando la llamada democracia representativa fue secuestrado y trasladado a una cárcel para ser asesinado, pero fue impedido gracias al apoyo del ejército y de su pueblo. Ese golpe fue apuntalado de inmediato por los aliados de Washington, especialmente España.
Le siguió Evo Morales en Bolivia en el 2008, donde fuerzas de la derecha intentaron dividir en dos al país, y ejecutaron actos para lograr el derrocamiento de uno de los líderes más populares de toda la historia del altiplano.
Manuel Celaya en Honduras fue la próxima víctima en el año 2009. Fue igualmente secuestrado y sacado del país en ropa de dormir, hecho inaudito ejecutado por esos que reclaman a diario la democracia, libertad de pensamiento y respeto a los derechos humanos.
Dicho golpe de Estado con cientos de muertos, desaparecidos y detenidos, contó con el respaldo de la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, visitando Tegucigalpa para darle respaldo a los que violaron la constitución de ese país.
En Paraguay hicieron una maniobra dentro del Congreso y con el apoyo de la derecha lograron destituir al presidente electo por las masas.
Esas transgresiones a los derechos humanos y la libre determinación de los pueblos no son sancionadas por la OEA, ni se convoca al Consejo de Seguridad de la ONU para condenar al principal organizador de tales actos, y de sobra se conoce que son los Estados Unidos, esos mismos que según su actual secretario de Estado, John Kerry, son los “campeones y paladines de los principios democráticos”.
Los pueblos dignos luchan por suindependencia, porque como aseguró José Martí:
“Sin libertad, como sin aire propio y esencial, nada vive”.