Por Félix Edmundo Díaz* / La Mala Palabra
En los últimos días, tras hacerse pública, léase más visible porque no era un secreto, la creación del Comité Cubano Pro Libertad de Ana Belén Montes, comenzaron a aullar las hienas y a desparramar su hedor sobre el santo nombre de la valiente boricua, tratando de realizar impensables, para mentes sanas, comparaciones de la situación de la Belén Montes con algún que otro idólatra del imperio devenido en un Judas ‘a la cubana’ que entregó o trató de entregar a su pueblo por algo más que 30 siclos de plata.
Igual de inaceptables son las similitudes que se tratan de dibujar entre su actuar y las conductas de Ames, Hanssen o cualquier otro sujeto que obrara por dinero, dado el absoluto desapego de la Belén Montes por lo material, de ahí que pretender un canje o un cambio de su persona por algún renegado solo mancillaría la incondicionalidad de ella por servir a una causa justa a cambio de nada, nada que no fuera la satisfacción de observar el principio de amar al prójimo tanto como se ama a uno mismo.
A la par de esta alharaca se escuchan cuestionamientos sobre cuál es la posición oficial de Cuba, buscando una declaración de algún funcionario o un editorial de Granma o Juventud Rebelde. ¿Hace falta alguna declaración oficial? ¿Se le ocurriría a alguien pensar que los millones y millones de católicos de este mundo estaban esperando por SS Francisco para dolerse por el crimen de los desplazados y refugiados, cuya imagen más hiriente fue la del bebé muerto a orillas del mar? ¿Los millones y millones de budistas, masones, evangelistas, protestantes, ortodoxos, practicantes de cultos africanos o musulmanes debían esperar porque sus respectivos líderes espirituales se pronunciaran para entonces horrorizarse ante estos eventos? ¿Por quién debían esperar los millones de ateos?
Con todo el respeto que merecen los lectores, el que pretenda y espere que una declaración oficial pueda obrar el milagro de la liberación de Ana Belén Montes es, cuando menos, un ingenuo, y más probablemente un puto provocador que no busca otra cosa que ganarse unos puntos en el estercolero de la mafia anticubana y sus protectores del FBI, la CIA, el DHS o la DIA.
En estos momentos, cuando se empiezan a escuchar más alto las voces por la liberación de la Belén Montes, ya el enemigo se ha percatado que esta es una batalla que recién comienza y no terminará de otra forma que no sea con la victoria de la justicia, es por ello que ha soltado a sus perros y los ha azuzado a perseguir las luces; siempre habrá alguna herida, algún mordisco o arañazo artero de alguno de estos perros, pero por muy fieles que sean a Don Dinero jamás lograrán apagar las millones de luces que hemos de encender para entibiar y alumbrar las frías y oscuras noches de nuestra camarada, la misma que creyó y cree que todo el mundo es un solo país, demostrémosle al Imperio que esta es nuestra posición oficial.
La sordidez y el encono del gobierno de USA contra Ana Belén Montes deben cesar.
El 17D, Mr. President citó a Martí: “La libertad es el derecho de todo hombre a ser honesto”, hoy, yo lo emplazo a que sea honesto y consecuente con sus palabras, pues Ana Belén Montes fue honesta, valiente y digna, atributos todos mostrados en grado superlativo y, por ganado derecho, ella debe ser libre.
*Editor de La Mala Palabra.
Cuba por Siempre 