Las razones de una ley desajustada para #Cuba

Por Angélica Paredes López

Año tras año, Centroamérica se convierte en un corredor migratorio donde mueren miles de personas, hecho que a muy pocos importa y sobre el que apenas comentan los medios internacionales de comunicación.

Sin embargo; la situación de unos dos mil cubanos varados en los puestos fronterizos costarricenses desató en los últimos días un incremento en las acciones mediáticas manipuladoras contra Cuba. Numerosos medios de prensa intentan politizar el escenario, mientras desconocen las causas reales de ese fenómeno.

A pesar de la apertura de un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales, Estados Unidos mantiene en vigor la Ley de Ajuste Cubano de 1966; la política de “pies secos-pies mojados”, establecida por el gobierno de William Clinton en 1995; y el llamado “Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos”, que implantó desde 2006 George W. Bush. Estas son tres muestras de la política agresiva de Washington durante el último medio siglo, que se añade al bloqueo económico, comercial y financiero.

La Ley de Ajuste Cubano y la aplicación de la llamada política de “pies secos-pies mojados” constituye un tratamiento diferenciado y único en todo el mundo, al admitir de forma inmediata y automática a cualquier persona nacida en la Isla, sin importar la vía que utilizó para llegar al territorio norteamericano.

A pesar de que esas políticas agresivas carecen de cualquier sentido, cuando ambos países intentan avanzar en la normalización de sus relaciones, las autoridades de Washington han sido enfáticas en que no tienen planes de modificarlas.

Estados Unidos también mantiene en vigor el llamado “Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos”, que alienta al personal de la salud a abandonar sus misiones en terceros países.

En medio de este contexto, decenas de miles de personas durante los últimos años han salido legalmente de Cuba hacia países suramericanos, para emprender luego una riesgosa travesía por tierra hasta la frontera entre México y Estados Unidos.

Por otra parte, a partir de la actualización de la política migratoria cubana a comienzos de 2013, un número cada vez mayor de cubanos ha salido legalmente del país hacia otro latinoamericano para seguir paso hacia el norte, en un complicado trayecto de miles de kilómetros, en el que hay que cruzar varias naciones.

Ante la permanencia de la política de “pies secos-pies mojados” y de la Ley de Ajuste Cubano, Cuba ha reiterado preocupación por su vigencia; porque además de atentar contra la letra y el espíritu de los Acuerdos Migratorios, continúan siendo el estímulo principal a la emigración ilegal, al tráfico de emigrantes y a las entradas irregulares a Estados Unidos desde terceros países, de ciudadanos cubanos que viajan legalmente al exterior.

La realidad sostenida durante décadas nos muestra que, ante la certeza de que la inmensa mayoría de los cubanos no abandonaría el proyecto de la Revolución; la Ley de Ajuste se usa para mostrar a la opinión pública la imagen de un pueblo infeliz o desalentado.

Lo cierto es que mientras en Cuba se avanzó con la actualización de las normas migratorias; en Estados Unidos se ha mantenido la Ley de Ajuste, un engendro desestabilizador concebido para estimular la emigración ilegal y desacreditar al proyecto revolucionario cubano.

Lo incoherente es que mientras los Gobiernos del país vecino han exigido al cubano respetar el derecho a la libertad de viajar; se lo han negado a sus propios ciudadanos, sometidos a presiones y multas por visitar la Isla, como consecuencia del bloqueo económico, comercial y financiero. Pero esa incongruencia no genera show mediático, ni en los poderosos medios transnacionales; ni en aquellos que se denominan “alternativos”, cuando en su esencia todo el mundo sabe quién los financia y promueve.

La Ley de Ajuste Cubano se aprobó en el año 1966 por el Congreso de Estados Unidos para regularizar la situación migratoria en que se encontraban muchos cubanos que habían salido del país a partir del triunfo de la Revolución en 1959 y no habían legalizado su estatus migratorio en Estados Unidos, teniendo en cuenta que una parte de ellos aspiraba a regresar a Cuba con la ayuda de Estados Unidos.

Eso se fue prolongando en el tiempo y el gobierno norteamericano llegó a la conclusión de que ese limbo migratorio en que se encontraban miles de ciudadanos cubanos en Estados Unidos había que eliminarlo. Así se aprueba la Ley de Ajuste Cubano.

Acerca de este tema, a principios de año, en entrevista exclusiva con la Televisión Cubana, la explicación acerca de cuál es la verdadera esencia de tal engendro, fue ofrecida por la Directora General de Estados Unidos de la Cancillería, Josefina Vidal Ferreiro:

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“La Ley de Ajuste Cubano es muy sencilla, es un párrafo que dice que el Fiscal General de Estados Unidos, que es el Secretario de Justicia de ese país, tiene el poder discrecional para ajustar el estatus de los cubanos que en ese momento se encontraban en Estados Unidos; pero esa Ley no dice que ese poder discrecional hay que aplicarlo automáticamente a cualquier cubano que se presente en el territorio de Estados Unidos, no importa la forma que ha usado para llegar allí. Y lo que ha pasado es que con los años lo que plantea esta Ley se ha aplicado con un carácter automático a todos los cubanos que llegan a Estados Unidos, independientemente de las vías y de las formas que hayan usado para hacerlo. Por lo tanto, hay potestad ejecutiva, en el Poder Ejecutivo en el gobierno de Estados Unidos para aplicar la Ley de Ajuste Cubano como dice la Ley, de manera discrecional y no automática”.

A esto se añade la Política de “pies secos, pies mojados”, que existe en Estados Unidos desde principios de los años noventa; y no está asociada, como dice alguna prensa erróneamente, a la salida de emigrantes ilegales desde Cuba.

“Tiene sus antecedentes en otros flujos migratorios, sobre todo desde Haití a Estados Unidos, y es una política que es gubernamental, no es una ley del Congreso, y es una política según la cual la persona que es interceptada en altamar es devuelta a su país de origen y la persona que logra llegar a Estados Unidos se le permite permanecer en el país, y es una política que, como podrán entender, también estimula la emigración ilegal. No solo eso, también alienta el tráfico de emigrantes y también pone en una situación peligrosa vidas de personas en el mar o las expone a actividades de grupos delictivos que se dedican al tráfico de emigrantes; o sea, genera una serie de problemas adicionales, y más recientemente también está produciendo fenómenos asociados al fraude de documentos migratorios, teniendo en cuenta que hoy día se hace valioso para algunas nacionalidades adquirir algún documento cubano, a partir del tratamiento exclusivo, preferencial que reciben los ciudadanos cubanos”.

De hecho, la Ley de Ajuste Cubano y la política de “pies secos, pies mojados” son instrumentos que se aplican hoy con carácter exclusivo para Cuba, no existen leyes similares para otros países.

En medio de este complejo escenario, lo cierto es que con los cambios migratorios en la Isla, se dio un paso sustancial para un país en las circunstancias especiales de Cuba, en el que el tema migratorio tuvo, históricamente, complejas connotaciones.
Desde hace tiempo se crearon también mejores bases para la normalización de las relaciones con los emigrados, y de estos con su Patria.

Esa voluntad fue reconocida el pasado 20 de julio por el Canciller Bruno Rodríguez Parrilla, al inaugurar la Embajada cubana en Washington:

“A la mayoría de los cubanos residentes en los Estados Unidos, que han defendido y reclaman una relación diferente de este país con nuestra Nación, expresamos reconocimiento. Nos han dicho, conmovidos, que multiplicarán sus esfuerzos, leales a la tradición de la emigración patriótica que sirvió de sustento a los ideales de independencia”.

Ahora, la nueva campaña contra el país se desata en los medios internacionales de comunicación, a propósito de que se ha creado una compleja situación, a raíz de que ciudadanos cubanos han estado arribando a Costa Rica desde otros países de la región con la intención de viajar hacia los Estados Unidos.

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En el propósito de llegar a territorio estadounidense se han convertido en víctimas de traficantes, que de manera inescrupulosa lucran a partir del control del paso de estas personas por Suramérica, Centroamérica y México.

En la Declaración oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores publicada el pasado 17 de Noviembre, se sostiene que “los ciudadanos cubanos que hayan salido legalmente del país y cumplan con la legislación migratoria vigente tienen derecho a retornar a Cuba, sí así lo desean”.

Ante esta realidad, no se puede ser miope. La Ley de Ajuste Cubano de 1966 y la política de “pies secos-pies mojados”, establecida por el gobierno de William Clinton en 1995, son una muestra clara de la hostilidad que ha marcado las relaciones bilaterales desde el triunfo de la Revolución.

Por más que se intente encubrir con un manto humanitario, su objetivo no es otro que el de desestabilizar el país, robar su capital humano, intentar desacreditar el modelo social y político escogido desde 1959, y desajustar a una nación, que en su inmensa mayoría, sigue construyendo soberanamente su destino.

Tomado de Radio Rebelde

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