
Por: Katherinne Díaz Pérez
Comparto a grandes rasgos las anteriores consideraciones: sería maravilloso que en cualquier punto de nuestra geografía pudiéramos acceder a la web como también resultaría muy provechoso emplear la información en línea en el campo de las investigaciones científicas, por ejemplo; una arista de la economía del conocimiento que explotaríamos con éxito. Por otra parte, las diferentes perspectivas de un asunto provocaría la generación de opiniones propias, concepciones del mundo, la comparación tan necesaria.
Sin embargo, difiero, disiento, –porque me opongo al robo y estigmatización de palabras- de otros aspectos comentados por Obama. Estoy en mi derecho: forma parte del intercambio libre y abierto de ideas.
Pienso que los cubanos hace muchos años estamos conectados al mundo: ese enlace que proviene de la solidaridad, el internacionalismo, el altruismo, del calor humano, de estar al lado de la gente de África, de América Latina, de Asia, del mundo entero. Esos son los valores universales que la Revolución nos ha inculcado.
De modo que no comparto la visión maniquea de que Internet es sinónimo de vínculos con la Tierra como tampoco ese punto de vista de que acercarse a diferentes perspectivas es igual a alcanzar el “máximo potencial”. En mi criterio, no limito el desarrollo individual a ese factor.
Hechas tales aclaraciones, quisiera presentarles un grupo de elementos relacionados con la plataforma de Internet, quizás un tanto desconocidas para un público general.
Para que EE.UU. patrocine un movimiento de resistencia o insurgencia, necesita que existan un grupo de condiciones ambientales, físicas y humanas, entre ellas, que haya Internet en la “zona objetivo” para “poder transmitir mensajes que lleguen a un mayor porcentaje de la población”, 3 mediante sistemas de comunicaciones.
La web también puede ser usada por fuerzas guerrilleras para “proveer información a la población, contra la voluntad del régimen en el poder. Esta información reforzará la voluntad popular de apoyar la causa insurgente, minar la legitimidad del régimen o la fuerza ocupante y socavar la moral de las fuerzas de seguridad enemigas”. 4
Por otra parte, las plataformas alojadas en Internet permiten “la agitación en una escala sin precedentes” y, a su vez, posibilitan “cuando las señales no están bloqueadas por el gobierno […] una organización a tiempo real, a largas distancias, y entre grupos diferentes”.5
De igual forma, se emplea en operaciones de sabotaje Internet; ya que es posible “emplazar subrepticiamente un software malicioso”.6
En otro sentido, la web constituye objetivos de ataque. La destrucción física de los locales de los servidores causa gran daño y provoca que tome más tiempo repararlos que un corte de cables o el derribo de las torres. Además, “el desarrollo de alta tecnología pudiera permitir una interdicción virtual de los sistemas de comunicación del adversario”.7
Asimismo, Internet resulta un área de investigación para conocer las características de los países, donde se realizarán acciones como las descritas.
Un reflejo de la aplicación de lo anterior, lo expone el propio texto donde hemos tomado las citas referidas:
“Las autoridades estatales de Ucrania controlaban prácticamente todos los medios de comunicación en 2004, y arreciaron su represión en la medida que se fortaleció la oposición. Además, solo del dos al cuatro por ciento de los ucranianos tenían acceso a Internet. Ambos hechos revelaron la incapacidad de las comunicaciones revolucionarias. Sin embargo, la mayoría de los pocos usuarios de Internet estaban concentrados en la capital, Kiev. Estos usuarios de Internet retransmitían información valiosa por vía oral, teléfono celular, mensajes de texto y otras técnicas más comunes.
Estos “retransmisores” funcionaban de esta manera como una fuerza multiplicadora para la revolución. Aún más importante, debido a la represión de las tecnologías modernas dentro y fuera de la capital, el líder opositor Yushchenko fue forzado a trasladar su mensaje hacia las áreas rurales, en una extensa campaña de encuentros cara a cara. Por último, la motivación y la organización populares resultantes de viejas campañas resultaron cruciales para los resultados positivos finales de la Revolución Naranja”.8
Quizás, los anteriores datos pudieran ofrecer una imagen caótica y/o catastrofista del uso de las nuevas tecnologías. Pero si decimos que tales citas fueron extraídas de un documento doctrinal de septiembre de 2013 del Ejército de EEUU para llevar a cabo campañas de Guerra No Convencional (GNC) contra países que así lo “requieran”, comprenderemos que no siempre el empleo de Internet es para el “crecimiento” de la humanidad, como afirmó el Mandatario estadounidense y sí para ensanchar la historia de la propia humanidad con más desgracias.
Según este documento Ucrania es “un ejemplo contraintuitivo de acceso a las comunicaciones y valioso para destacar una GNC moderna donde se ponen de manifiesto los principios clásicos de ese tipo de guerra”.9
Referencias
1 Ver Discurso del Presidente Obama al pueblo cubano, Gran Teatro de La Habana, Habana, Cuba, del 22 de marzo de 2016, disponible en http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2016/03/22/discurso-del-presidente-obama-al-pueblo-cubano.
2 Ídem.
3 Ver Publicación de Técnicas del Ejército (ATP, por sus siglas en inglés) 3-05.1 del Ejército de EEUU sobre Guerra No Convencional, septiembre de 2013, disponible en http://www.cubadefensa.cu/?q=documentos-doctrinales-eeuu o http://www.cubadefensa.cu/sites/default/files/ATP_3-05.1_gnc_esp.pdf
4 Ídem.
5 Ídem.
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7 Ídem.
8 Ídem.
9 Ídem.
Tomado de Cubadefensa
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