Azuzar el fantasma del comunismo fue por muchos años la clave central de la política exterior de los Estados Unidos. Sobre todo en los tiempos peligrosos de la “Guerra Fría”, cuando a la Unión Soviética después de la II Guerra Mundial, se le percibía como el gran rival de Norteamérica en la disputa a todo riesgo por la hegemonía planetaria.
No siempre había sido así, puesto que el comunismo de Stalin no era tan mal visto en Washington puesto que no tuvieron objeción en llegar a una alianza con la Unión Soviética para derrotar a la Alemania de Hitler, que por entonces amenazaba por igual a la emergente nación Bolchevique como a las potencias occidentales Francia, Inglaterra y los Estados Unidos. Eran los tiempos en que el Presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt llamaba al camarada Stalin “Tío Pepe” y los Partidos políticos de corte conservador en Cuba no tenían a menos hacer alianzas electorales con los marxistas criollos del PSP, de quienes no decían entonces en medio de la “luna de miel” con Moscú, las lindezas que dijeron después, cuando en Washington cambiaron el “chucho”, agitando el fantasma del comunismo de acuerdo a la conveniencia a los intereses del capitalismo mundial.
Al final de la “Guerra Fría” desapareció de la escena la Unión Soviética y la amenaza del fantasma comunista dejó de ser el punto de mira de los norteamericanos, que ahora en busca de un nuevo Satanás, andan buscando a tientas a quien endilgarle un “sambenito” con las culpas de todo lo malo que sucede en el planeta.
Como lo del terrorismo no es suficiente, por lo tanto hay que buscar un culpable mayor. ¿Rusia o China? O quizás mejor las dos a la vez, pero el fantasma del comunismo no se toca esta vez. Diríamos que no es “políticamente correcto” puesto que para ir contra Pekín hay que buscar aliados en cualquier parte y una de esas partes puede ser Vietnam, que es también un país comunista. Pero no les importa con tal de que los vietnamitas caigan en el juego en que andan los norteamericanos, buscando alianzas contra los chinos.
En eso anda ahora el Presidente Obama de visita por Vietnam. Ha levantado el Embargo norteamericano que prohibía vender armas al pequeño país comunista de Asia, con la idea de que esas armas -las mismas con que agredieron a Vietnam años atrás- apunten ahora a China para mejor conveniencia del capitalismo mundial.
Ya Washington no tiene que agitar el viejo fantasma del comunismo como en tiempos de la “Guerra Fría”. No es necesario, puesto que para ir contra la China comunista tienen la pretensión de utilizar para sus fines al también comunista Vietnam.
Puro maquiavelismo en el siglo XXI. Ahí se las dejo y los pongo a pensar.
Y hasta mañana martes amigos de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.
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De ellos lo esperamos todo, por muy subrealista que parezca…