Benedicto Cantillo Torrel. Foto del autor
Benedicto Cantillo Torrel vive en Santa Rita, y es desde hace 25 años, reparador del Centro Telecomunicaciones de ETECSA en Maisí, el mismo día del ciclón se incorporó con sus compañeros de trabajo a la tarea de restablecer las comunicaciones en la provincia.
Ha trabajado sin descanso largas jornadas, en condiciones muy difíciles, sin una queja, consciente de su deber para con los demás.
De recorrido por Maisí divisamos a Gregorio, otro veterano reparador, compañero de faena de Benedicto, trepado en un poste. Benedicto a unos metros de distancia, en cuento nos vio llegar, se acercó con un rollo de cable al hombro, se trata de un hombre jovial, siempre con una broma lista, armado con chistes rápidos y mordientes, sonrió algo cohibido ante la solicitud de que nos cuente que le sucedió el día del huracán, esquiva la pregunta y se pone a hablar del trabajo, de lo que falta por hacer, de la lluvia que impide cumplir la tarea con más rapidez, no le gusta hablar del tema de Matthew, es triste, dice.
Por Gregorio conocemos que el huracán destruyó completamente la casa de Benedicto y la de sus padres, no les dejó ni una sola de sus pertenencias, nada sobrevivió a la furia de Matthew. Les pedimos que después de almuerzo se dirijan al Centro de Telecomunicaciones en Maisí, en ese lugar, tendremos una breve reunión con la Presidenta Ejecutiva de ETECSA, la ingeniera Mayra Arevich, quien se encuentra en la zona desde el día 7 de octubre, junto a sus trabajadores, laborando en el restablecimiento de las comunicaciones.
Es 30 de octubre y estos hombres provenientes de todas las provincias del país no conocen el descanso, la mayoría esta aquí desde los primeros días, los avileños reclaman una bandera de ETECSA para su carro, para ponerla junto a la cubana, los tigres han trabajado bien, al igual que los demás, pero tienen el mismo espíritu competitivo de su equipo de béisbol, no quieren cederle el primer puesto a nadie, en verdad todos aquí son primeros.
Benedicto y otros compañeros de Maisí, reciben una donación de sus colegas de ETECSA, es un acto sencillo y sentido, el veterano reparador agradece el gesto y la ayuda, todos le damos ánimo y aseguramos que pronto volverá la normalidad y que todo quedará mejor que antes.

Me le acerco cámara en mano, cortado hacen gesto de fastidio pero accede a contarnos lo acontecido “el día que atacó el animal”, “fue terrible”, asegura, “un monstruo destruyendo lo que levantamos con tanto esfuerzo, durante tantos años, horas y horas moliendo, arrancando las plantas, llevándose los techos, cuando regresamos del lugar de evacuación nos encontramos con una vista tétrica, no teníamos casa, no teníamos nada, todo se lo llevó Matthew, arrasó, la casa de los viejos también se la llevó”, hace una pausa, los ojos se le enrojecen pero sonríe y asegura, “lo primero es lo primero, ya habrá tiempo para levantar de nuevo la casa y comprar las cositas que hacen falta dentro, ahora hay que acabar con esto de la recuperación y luego me pondré para la casa mía y la de los viejos, estoy seguro de que la Revolución no nos dejará en el abandono”
Acordamos ayudarle entre todos, dedicar una jornada de trabajo para levantar la casa, “no te vamos a dejar solo”, le dicen sus compañeros, entre ellos muchos también perdieron o toda o parte de la casa. Trabajo voluntario para levantar las casas de nuestros compañeros afectados, es el acuerdo, no nos iremos de aquí sin dejarles un techo y paredes al menos para dormir y comenzar de nuevo.

Benedicto emocionado y más locuaz ahora hace dos o tres chistes sobre Matthew, luego revisa lo que le han entregado de donación, un poco de ropa para los padres y pare él, sábanas y fundas, algunos utensilios de cocina, etc, sonriente nos mira y pregunta, “¿Y no viene una mujer en la donación? “el muy hp se lo llevó todo, no dejó na pa nadie, se llevó hasta a mi mujer.”
(Tomado del blog Diario 90)