Por Lisbet Penín Matos / Razones de Cuba
Definitivamente los pronósticos de las encuestas y sondeos no fueron certeros. Muchos quedaron desconcertados con la noticia. Donald Trump es el presidente número 45 de los Estados Unidos, y tomará posesión en enero del próximo año.
El republicano no solo conmocionó a su país, sino al mundo entero, pues era impensable que derrotara a la candidata demócrata Hillary Clinton. Parece que su discurso antisistema y xenófobo convenció a los electores blancos del país norteño, aunque hoy muchos otros se preguntan… y ahora, ¿qué pasará?. Su intención era acabar con el “aburrimiento” que suponía el establishment, y definitivamente lo logró, porque fueron precisamente esos electores, quienes permanecían indiferentes a las élites políticas y económicas.
Las palabras de cambio de Trump logró inquietarlos y hacerles desear una acelerada transformación de la nación.
El interés del orbe era quizás continuar rompiendo esquemas. Como Obama fue el primer presidente afrodescendiente, se aspiraba que, Hillary Clinton fuera la primera mujer en ocupar ese cargo en Estados Unidos. Ahora, la potencia mundial emprende un pasaje a lo desconocido, aunque desde la campaña presidencial, el magnate ha dejado ver explícitamente cuáles son sus ideas.
Es Trump la muestra de que, durante este proceso, en Estados Unidos han reaparecido antiguas costumbres, pues en sus discursos no se hicieron esperar descalificaciones e insultos públicos.
“Seré el presidente de todos los estadounidenses”, dijo Donald Trump en su primera comparecencia pública. Con 290 votos, 20 más de los necesarios, el hombre que ha anunciado la construcción de un muro en la frontera de EE.UU. con México obtuvo un triunfo histórico.
Para Clinton no sirvió de mucho el apoyo de Obama, ni la fortaleza de las últimas semanas, pues a causa de la participación del electorado conservador, no incluido en las encuestas, Trump sobresalió en estados que debía ganar la ex Secretaria de Estado.
En esas primeras declaraciones Trump se mostró sereno y calmado. Hizo un llamado a la unidad: “Ahora es momento de que Estados Unidos cierre sus heridas de la división, debemos unirnos”, y también hizo un pronunciamiento a las personas que en un inicio no lo respaldaron: “a quienes eligieron no apoyarme en el pasado, que fueron unos cuantos, pido su guía y ayuda para que podamos trabajar juntos y unir a nuestro gran país”.
Sus palabras reconocieron el trabajo de su contrincante: “Hillary Clinton acaba de llamarme. Nos ha felicitado por la victoria y yo la felicité a ella y a su familia por esta difícil campaña. Luchó muy duro”.
Así inicia el nuevo presidente, quien acabó con los efectos del voto latino que debía otorgarle el triunfo a Clinton. Parece que con estas elecciones se cumplió la tradición, pues Ronald Reagan y George Bush padre continúan siendo la excepción de la regla, pues los estadounidenses no otorgan la presidencia a un mismo partido en tres ocasiones consecutivas.
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