Política deportiva: Para entender el centrismo #CubaEsNuestra

indice Por Javier Gómez Sánchez

El deporte y la política siempre se parecen. En la Cuba de hoy se puede ver una notable similitud entre la situación que vive la afición deportiva y las pugnas entre pensamientos políticos divergentes.

La derecha y la izquierda cubanas viven exactamente un momento como el del fútbol y el béisbol.

Siempre que uso el concepto geométrico de ¨izquierda y derecha¨ no dejo de recordar que en Cuba tenemos un concepto superior de carácter histórico: ¨revolución y contrarrevolución¨. Aun así pienso que la geometría de izquierda y derecha nos sigue siendo de cierta utilidad a los cubanos. Más si hablamos de ¨centro¨

Para nadie es un secreto que el béisbol está experimentado una campaña de exterminio como deporte nacional y por lo tanto como expresión cultural frente al fútbol. Cada día la televisión cubana trasmite varios partidos futbolísticos de cualquier liga europea, que llegan a ser hasta 3  diarios. Algunos incluso en vivo. En cambio apenas se emiten juegos de béisbol internacional a la semana. Nunca en vivo, siempre diferido, no siempre el mejor ni el más atractivo.

En medio de esto se trasmiten una cantidad de juegos de baloncesto. A uno puede parecerle que el pobre béisbol además de lidiar con la excesiva trasmisión de fútbol, también debe hacerlo con la de básquet. Pero no es así.

Para una situación tan agresiva como la que vive la pelota ante el auge futbolero, que se dedique tiempo de trasmisión al baloncesto equivale a una ayuda mediática. Cualquier tiempo en pantalla quitado al fútbol, favorece al béisbol. El básquet no es una amenaza cultural para la pelota, el fútbol sí.

Entonces si no se logra que los cubanos no se fanaticen con el fútbol y disfruten el béisbol, al menos se les puede distanciar del primero divulgando otro deporte.

Si no puedes sumar a tu causa a los seguidores de tu enemigo, intenta al menos que este los pierda por una tercera opción. Siempre que esta no afecte la tuya.

La derecha cubana, patrocinada por el gobierno norteamericano, nunca ha soñado que masivamente haya un traslado de simpatías de la izquierda hacia ella.

Es cierto que siempre hay desencantados, decepcionados, frustrados, pero esos en realidad eran revolucionarios por equivocación, que son más dañinos que los revolucionarios equivocados, así que su salida hacia el bando contrario significa un sano aumento cualitativo.

Generar por uno mismo un pensamiento de izquierda o de derecha no se trata de simpatías y convencimientos, si no de valores inculcados y adquiridos. Por lo tanto es muy difícil que un derechista se pase a la izquierda. Pero es difícil también que alguien con pensamiento de izquierda de pronto se pase con total desparpajo a la derecha.

¿Entonces que hace la derecha? Transmitir básquet.

Si no puede hacer que la gente de izquierda se pase a la derecha, cultivan un centro y atraen hacia ahí a la mayor cantidad de gente posible.

Tratan de aprovechar y corromper el pensamiento crítico de la intelectualidad que tradicionalmente ha apoyado al socialismo en Cuba. Divulgando lo más sesgadamente posible las insatisfacciones con la construcción y el funcionamiento del sistema. Metiendo los dedos en las viejas llagas de la política cultural y la homofobia de épocas pasadas. Convirtiéndolo todo en capital político.

Cultivar en la nueva generación, interesada en posicionarse políticamente con visión propia,  el pensamiento de que no es ¨cool¨ apoyar a las autoridades, ni declararse ¨revolucionario¨ y ni tan siquiera simpatizar con la idea del socialismo.

Aumentar todo tipo de anticomunismo y antisovietismo. Pintar a todos los Partidos Comunistas como lo peor en la historia. A todas las sociedades donde se intentó el socialismo como fracasadas.

Entonces una izquierda intelectual que por naturaleza rechaza el autoritarismo y critica  la burocracia, cae fácilmente en esa trampa. Porque además los espacios de centro están maquillados de un intelectualismo, de una ¨apertura de mente¨, de un distanciamiento de lo ¨oficial¨, de una visión ¨nueva¨ de las cosas, de un ¨milankunderismo¨, de un ¨sajarosismo¨, de un ¨solstenizismo¨ (ya esto es impronunciable), en fin, de todos los ingredientes posibles  para parecer atractivos.

Por el otro lado el discurso movilizador hacia el socialismo de las organizaciones encargadas de movilizar se ha desgastado. No es que haya sordos, es que hay tartamudos.

En ese centro fabricado caen muchos que son verdaderamente de izquierda, socialistas y revolucionarios cubanos, sin percatarse del daño que les hacen a esas causas, que no son perfectas, pero son mejorables y no deben ser abandonadas.

Los que advirtieron de esto antes, estuvieron muy solos. En torno a ellos se creó un valladar de aversión.

Es lamentable, porque tenían razón.

Solo que a veces es más importante caer simpático, que tener la razón.

javiergosanchez09@gmail.com

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