Quizás no muchas o muchos hayan pensado convertirse en periodistas desde la infancia. Quizás como parte de los juegos simulaban unas cuantas palabras hilvanadas, una postura más o menos derecha y un micrófono con el estereotipo de los presentadores o periodistas de televisión.
Así corre el tiempo. Hay quienes desde el inicio se destacan en la escritura, o simplemente se inclinan por las letras. Ah, hay quienes solo sienten una enorme pasión por la lectura y durante el camino estudiantil van perfilando su profesión.
Por fin llegó el 12 grado, y con él los exámenes de aptitud para la carrera de Periodismo. Luego de un día sumamente agotador, pasan unos meses, y llega a la escuela la noticia de que los exámenes fueron aprobados. Pero aún falta la otra mitad de camino: el ingreso a la universidad. Por fortuna, todo salió bien, y el sueño ya se hace realidad.
Durante la carrera pasan numerosos profesores que muestran caminos, pistas, y logran enamorar a cada estudiante del periodismo. Seguramente en alguna oportunidad pensamos que “jugamos a ser periodistas”, solo que ese juego implicaba mucha seriedad y responsabilidad.
En las aulas transcurre un tiempo maravilloso, las prácticas laborales desde primer año abren caminos y muestran las pasiones, la adrenalina por ese tema, y los numerosos obstáculos. Pero aun así no hay tiempo para rendirse. La meta es alcanzar el título de Licenciad@ en Periodismo.
El final es llegar a un medio de prensa, y como dicen por ahí, con “ganas de comerte el mundo” por la juventud, las muchas ideas, proyectos y aspiraciones profesionales. Y la responsabilidad continúa in crescendo, pues la hoja en blanco, la radio con micrófonos abiertos o la cámara de televisión con un bombillo rojo encendido, constituyen un puente que implica dar voz a quienes cuentan historias para ser visibilizadas masivamente por mediación de un trabajo periodístico.
Por eso, el reto de los nuevos periodistas, al igual que para aquell@s que son instituciones en el periodismo, es compartir sentimientos profesionales, emplear fuertes argumentos, perseverar hasta llegar a las mejores fuentes, emplear un lenguaje atractivo, buscar y rebuscar aristas novedosas sobre un tema, pues ese es el discurso que ofrecemos al púbico.
Es esa masa de jóvenes profesionales de la prensa, que sale formada de la academia año tras año, la que tiene el desafío de articular discursos en consonancia con la realidad, de construir productos donde prime la ética, la mesura, el respeto, la dignidad.
Los nuevos periodistas marcan una cultura política, que no está tan desligada de generaciones anteriores. Se trata de hacer un periodismo revolucionario, inclusivo, cubano, sin banalidades y sin tomar como base estructuras o modelos foráneos.
Son nuevos periodistas con mayores competencias profesionales, que construyen realidades para una población altamente instruida, y en correspondencia con el modelo social debe direccionarse nuestro modelo de comunicación.
A ti, nuev@ periodista, ¿formarás parte del reto?
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