Asesinato de Paquito Rosales, el primer alcalde comunista de #Cuba. #PorCuba

 Por: Israel Valdés Rodríguez *

Francisco Antonio Rosales Benítez nació el 9 de noviembre de 1906 en la calle San Telmo esquina a Loma, Manzanillo, quien con el decurso de los años articularía la modestia con la firmeza, la humildad con la valentía y la sencillez con el estoicismo.

La etapa escolar de Paquito terminó tempranamente, al abandonar los estudios a los once años de edad para dedicarse totalmente al aprendizaje del oficio de tabaquero, en cuya etapa sufrió las inconsecuencias establecidas por los patrones que retardaban la promoción a la clasificación de operario.

De carácter muy alegre, gustaba de hacer chistes y jocosidades, pero a su vez preocupado por su superación personal, por lo que decide trabajar y estudiar, incorporándose a la escuela nocturna cuando ya contaba con 20 años de edad. Pagó su educación y ayudaba al sostén de la familia con sus propios esfuerzos.

A partir de 1929 comienza su militancia comunista, participando activamente en numerosas huelgas y manifestaciones de los trabajadores manzanilleros y por sus cualidades personales de abnegación, firmezas de carácter, honradez y disciplina, unidas a una rica y limpia austeridad llegó a ser un notable dirigente del proletariado y la Revolución.

En las elecciones de 1940, el Partido presenta la candidatura de Paquito Rosales para la alcaldía de Manzanillo, y por primera vez en nuestro país era elegido un alcalde comunista, siendo su administración municipal un ejemplo de honradez, de laboriosidad y eficacia dentro del limitado marco que le permitían el régimen y la situación imperante en ese momento.

Con la ayuda activa de las masas movilizadas junto a su alcalde, se realizaron múltiples obras en beneficio de las clases populares, como la extensión del servicio público de agua, el montaje de un laboratorio clínico y la construcción de numerosos caminos en los barrios rurales, entre otras.

Dos años después de haber cesado como alcalde, los trabajadores de Manzanillo y de Oriente eligen a Paquito Rosales como Representante a la Cámara y desde ese cuerpo legislativo, continuó la batalla por la causa de la liberación de la Patria y la emancipación de la clase obrera.

Desde que asume el cargo de Alcalde, Paquito se destaca por su programa de gobierno a favor de la clase humilde, a pesar de las notables limitaciones financieras del Ayuntamiento en esa época y de no contar con una mayoría de Concejales comunistas.

La historia recoge cómo Paquito se enfrentó a los hombres de negocios norteamericanos, al no prorrogar el arrendamiento del acueducto local a una compañía yanqui que cobraba precios abusivos al pueblo, así como también su esforzada lucha contra los conocidos “botelleros”, políticos que cobraban salarios de plazas que no ocupaban.

Entre los numerosos beneficios que le aportó a la población resaltan el mejoramiento de los servicios médicos para aquellos que no podían pagarlo; extensión del servicio eléctrico, la rebaja de 1.85 pesos a 50 centavos el pago por el servicio de acueducto y para los más pobres dispuso el suministro de agua gratuito en los barrios; creó escuelas de corte y costura para las manzanilleras y acometió un amplio plan de reparación de calles y caminos con el entusiasta apoyo de las masas populares, que lo reconocían como un verdadero líder revolucionario.

Después del glorioso asalto al Cuartel Moncada por parte de Fidel y la Generación del Centenario, Paquito reacciona y comienza sus actividades y contactos con los miembros del Movimiento 26 de Julio.

El 7 de febrero de 1958 Paquito Rosales fue detenido y trasladado, primero a Santiago de Cuba y después a Guantánamo, al cuartel de Río Frío. Con los golpes y las crueles torturas pretendieron arrancarle una denuncia, obligarle a entregar a sus compañeros del Partido, en suma, quebrarle no sólo en lo físico sino también en lo moral. Pero todo fue inútil. Aquel hombre de carácter afable, de sonrisa de niño, se comportó como un gigante frente a sus torturadores. Seis días después, el 13, lo ultimaron en el mismo cuartel, pero sus restos no aparecieron hasta después del triunfo de la Revolución, en enero de 1959.

Así pagó con su vida este ejemplar comunista su amor al pueblo y su honestidad sin límites. Paquito Rosales Benítez no pudo ver culminados sus ideales proletarios, pero dio su vida para que la Patria los alcanzara.

(San Antonio de los Baños, 1952) profesor e historiador, miembro del secretariado permanente de la Unión de Historiadores  de Cuba.

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