Asesinato de Gerardo Abreu Fontán, un combatiente clandestino de primera línea. #Cuba #PorCuba

Resultado de imagen para Gerardo Abreu FontánPor: Israel Valdés Rodríguez *

Nació en la ciudad de Santa Clara, Villa Clara, el 24 de septiembre de 1932, procedente de un hogar muy humilde, apenas tiene oportunidad de estudiar, y desde muy joven tuvo que trabajar para ayudar al sustento de los suyos.

En busca de mejores oportunidades de empleo, a los 11 años se traslada hacia La Habana con su familia y aunque esta regresa poco después a Santa Clara, él continua en la capital. Allí desempeña duros oficios, es además aprendiz de carpintero, trabaja en una imprenta y durante una corta estancia en su ciudad natal se emplea como peón en el mercado.

A pesar de sus precarias condiciones de vida busca tiempo para manifestar sus dotes artísticas y llega a obtener éxito como declamador de poesías afrocubanas. Pero alrededor de aquel hombre impera la justicia, la desigualdad y el abuso. Él mismo sufre una doble discriminación, por su condición de trabajador humilde y por ser negro. Todo ello fue forjando la rebeldía de Gerardo y lo condujo a ingresar en el Partido ortodoxo.

Al producirse el cuartelazo del 10 de marzo se entrega al combate frente al tirano. Un año más tarde, la Generación del Centenario asalta el Moncada. Un ambiente de simpatía popular se alzó a favor de aquel contingente heroico y contribuyó decisivamente a abrirle las puertas de la prisión, mediante una amnistía. Por esa fecha regresa a Cuba, procedente del exilio, Antonio (Ñico) López quien había participado en el asalto al cuartel de Bayamo.

Por orientación de Fidel, se dio a la tarea de organizar las brigadas nacionales del 26 de julio, en la capital. En esa tarea colaboró activamente Gerardo Abreu Fontán. Sus primeras responsabilidades estuvieron relacionadas con la labor de propaganda. (Ñico) López  le orienta convertir la ciudad de La Habana en un verdadero mural de denuncia contra la tiranía y ¨Fontán¨ logra que cada amanecer aparezcan en las calles grandes letreros con consignas revolucionarias.

Rasgos sobresalientes de la personalidad de Gerardo eran su disciplina, su sentido unitario y su disposición a colaborar con otras fuerzas que se oponían a la dictadura, fundamentalmente con el Partido Socialista Popular. También se caracterizaba por su honradez, su inteligencia natural, y su valentía, que le permitió salir airoso de situaciones muy difíciles. Profundamente humano, se preocupa porque en las acciones insurrecciónales no cayeran víctimas inocentes. Afirmaba que él no quería morir, pero añadía que si exponía su vida era precisamente por vivir.

Por esa época pertenece al Partido Ortodoxo y dentro de sus filas realizó una ardua labor llegándose a convertir en un prestigioso dirigente de base. Después del Moncada estrecha contactos con algunos de los participantes en aquella acción. Es uno de los fundadores del Movimiento 26 de Julio y forma parte de su Dirección Nacional. Organiza, junto a Ñico López, las brigadas, que eran las tropas de choque del Movimiento en el llano. Fontán recluta militantes, recauda fondos, contribuye a la preparación de la insurrección armada y realiza otras múltiples tareas que ocuparon su atención por espacio de meses de difícil y tenso trabajo.

Cuando Ñico López parte hacia México para enrolarse en la expedición del Granma, Fontán asume la dirección de las brigadas del 26 de julio en La Habana. Despliega una actividad tan intensa que atrae sobre sí la atención de la tiranía, que empieza a perseguirlo tenazmente. Una de las acciones organizadas por Fontán, que tiene mayor repercusión en la capital, es la colocación de más de 100 bombas en una noche.

Luego del desembarco del Granma sus actividades se multiplican, realizando diversas y riesgosas acciones. Las fuerzas represivas persiguen a Fontán constantemente. En la más absoluta clandestinidad actúa desde el desembarco del Granma hasta su muerte. En ese período cuando crece el odio de los sicarios del régimen contra el infatigable combatiente, él se gana la admiración, el respeto y el cariño de los restantes dirigentes del Movimiento y de los hombres que combatían bajo sus órdenes.

El 6 de febrero de 1958, es identificado por los esbirros de Ventura y perseguido hasta la calle Santa Rosa, donde lo detuvo una perseguidora que transitaba casualmente por allí. Es arrestado cuando se dispone a subir a un ómnibus en la esquina de Infanta y Manglar. Lo conducen a la Novena Estación de Policía donde es brutalmente torturado para obtener información sobre los compañeros que integraban el Movimiento 26 de Julio en La Habana, conocidos por él y también acerca del lugar donde se ocultaban las armas.

Su cadáver presentaba 15 perforaciones producidas por armas de fuego y 57 punzonazos; le habían cortado la lengua y sus órganos genitales estaban completamente destrozados, pero ni aún así pudieron doblegar al valiente revolucionario. Al día siguiente su cadáver aparece al lado del edificio del llamado palacio de los Tribunales de Justicia, en lo que es hoy la Plaza de la Revolución.

Muere con 26 años y solo faltaban meses para que se concretara el triunfo de la Revolución Cubana. Pudo haber vivido y construido mucho más, la proeza de su vida y la vigencia de su ejemplo perduran por haber hecho tanto en tan poco tiempo.

* (San Antonio de los Baños, 1952) profesor e historiador, miembro del secretariado permanente de la Unión de Historiadores  de Cuba.

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