Por Félix Edmundo Díaz* @feddefe1917
El Salto: 21 de agosto de 1958. La columna No. 2 “Antonio Maceo”, comandada por el Comandante Camilo Cienfuegos, parte de la zona de Providencia para, junto al Comandante Ernesto Che Guevara, al frente de la columna No. 8 “Ciro Redondo”, reeditar la proeza de los mambises en la Guerra de Independencia.
Tres días antes, el 18 de agosto, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, había firmado la orden militar creando ambas columnas invasoras y designando a sus respectivos jefes.
El paso de los rebeldes por Camagüey significó una prueba de fuego al tener que enfrentar al enemigo, eludir sus múltiples emboscadas y soportar las inclemencias del tiempo, las plagas de mosquitos y el hambre.
No obstante, en menos de dos meses, la columna invasora había logrado llegar al río Jatibonico y sobre ello Camilo escribió: “… nada nos impedirá el cruce, ni los ríos crecidos ni los cientos de soldados que decían que se movían alrededor nuestro… Una pequeña parte de nuestra misión estaba cumplida. Camagüey quedaba atrás, Camagüey y sus horas difíciles, Camagüey y sus horas de hambre…”.
Quedaban por delante los combates de Seibabo, Venegas, Zulueta, General Carrillo, Jarahueca, Iguará, Meneses, Mayajigua y Yaguajay; este último requirió de 9 días de enfrentamiento al ejército batistiano y la rendición del cuartel coincidió con la toma de Santa Clara por la columna dirigida por el Che.
Las horas de la dictadura estaban contadas.
La historia de Cuba es una historia de luchas y nunca sucedieron contra enemigos pequeños. Este pueblo se enfrentó a España cuando era todavía una potencia y, desde 1959, se ha mantenido enfrentando las permanentes agresiones de las administraciones de turno de los EE.UU.
Jamás ha mendigado ni lo hará, porque, aún desconociendo el precio de la sumisión, sabe y no olvida que su libertad e independencia reposan sobre el suelo patrio que fue teñido con la sangre de sus mejores hijos.
Camilo Cienfuegos encarnó al Antonio Maceo de la invasión a Occidente no en el merecidísimo nombre de la columna No.2, sino por su arrojo y valentía, mismos del Titán, que esta vez le permitieron, junto a la unidad del pueblo, hacer realidad los sueños de los mambises.
* Editor de La Mala Palabra.