Las cubanas, herederas de Vilma y #Fidel. #CubaPorSiempre #Cuba

Ni en el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes,  Fidel subestimó el importante papel de las mujeres cubanas, aunque trató de alejarlas de aquel impredecible peligro bélico, mas aceptó que participaran Haydée Santamaría y Melba Hernández.

Gracias también a la entonces bisoña periodista Martha Rojas salieron a la luz verdades que la dictadura del sangriento presidente golpista, Fulgencio Batista, intentó ocultar, como las torturas y asesinato de los  jóvenes del Centenario sobrevivientes a la fallida  gesta.

Antes, durante y posterior al desembarco del yate Granma, dos mujeres de la Clandestinidad —Vilma Espín y Celia Sánchez—, desde el Movimiento 26 de Julio liderado por Frank País en Santiago de Cuba, protagonizaron peligrosas acciones para proteger y guiar a Fidel y otros  expedicionarios hacia las montañas orientales.

En la Sierra Maestra, dos años después —en 1958—, Celia Sánchez recibió el apoyo del jefe del Ejército Rebelde para formar el pelotón Mariana Grajales, las Marianas, no sin antes vencer Fidel con argumentos la resistencia de algunos que no querían entender el derecho de la mujer combatiente de pelear en la primera fila, en vez de estar lavando y zurciendo los varoniles trajes verde olivo.

Uno de los principales reacios a las Marianas, dirigidas por Isabel Rubio y su segunda jefa, Delsa “Teté” Puebla, Eddy Suñol, incorporó por orden de Fidel el pelotón de mujeres a la tropa que comandaba y no se arrepintió.

Ha contado “Teté” Puebla, primera mujer con grados de general en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que en el bautismo de fuego de las Marianas, en la Presa de Holguín, se quedaron aisladas del resto de los combatientes y decidieron pelear hasta morir, pero los soldados de Batista se desmoralizaron cuando advirtieron que combatían frente a mujeres.

Muchos rebeldes entrevistados reflejaron la valentía de las féminas combatientes de la Sierra y el Llano, como las hermanas Lourdes y Cristina Giralt, asesinadas brutalmente por las hordas policiales de los sanguinarios Ventura y Carratalá, al igual que Lidia y Clodomira, mensajeras de la Sierra Maestra, de las cuales el  Comandante Che Guevara, expresó: «Dentro del Ejército Rebelde, entre los que pelearon y se sacrificaron en aquellos días angustiosos, vivirá eternamente la memoria de las mujeres que hacían posible con su riesgo cotidiano las comunicaciones por toda la Isla y entre todas ellas, para nosotros, para los que estuvimos en el frente número uno y personalmente para mí, Lidia ocupa un lugar de preferencia (…) La acompañaba otra combatiente de su estirpe, de quien no recuerdo más que el nombre, como casi todo el Ejército Rebelde que la conoce y venera: Clodomira. Lydia y Clodomira ya se habían hecho inseparables compañeras de peligro».

La Federación de Mujeres Cubanas, una revolución dentro de la Revolución, como la denominó el  Comandante en Jefe, sustentó su génesis y progreso continuo en féminas como las que lucharon con las armas en la mano, hombro con hombro con los hombres por la independencia de Cuba, y  sucesivas generaciones que  hasta hoy demuestran capacidad, inteligencia y fortaleza para ocupar con éxito puestos y profesiones antes reservados solo para hombres, y predican con ejemplo y voluntad en épocas difíciles, como el denominado Período Especial.

En la clausura del V Congreso de la FMC, el  7 de marzo de 1990, Fidel —quien con anterioridad, el 26 de julio de 1989 había pronosticado en Camagüey el posible derrumbe  de la Unión Soviética— advirtió a las delegadas la desintegración del campo socialista y la firmeza de Cuba de mantenerse socialista pese al bloqueo comercial, económico y financiero, y  presta a enfrentar una invasión de Estados Unidos.

Tras una exhaustiva explicación de la política internacional de la Revolución, que se mantendría pese a todas las adversidades de desunión universal, cerró su intervención con la histórica consigna de Patria o Muerte, ¡Venceremos! De pronto, regresó a los micrófonos del Palacio de Convenciones y se dirigió de nuevo al auditorio femenino, para provocar risas y aplausos:

“Les iba a decir que cuidaran la ropa para el Período Especial, porque a lo mejor en el Período Especial también tenemos que reducir considerablemente esos artículos, produciríamos solo para los muchachos, para los que nacen, para los que crecen; pero con la ropa que ustedes tienen, bonita y elegante, a lo mejor tienen ropa para el Período Especial y no necesitan ni un metro de tela en dos años, tres, cuatro o cinco. Estoy seguro de que pasan cinco años en un Período Especial y nos reunimos, y ustedes vienen tan elegantes y tan bellas como han venido esta noche”.

Y con esas voluntariosas mujeres cubanas, Vilma y Fidel en sus corazones, se enfrentó lo más crudo del Período Especial, llegamos hasta aquí y seguiremos poniéndoles estrellas al aniversario 58 de la FMC, este 23 de agosto.

Tomado de: RadioCadenaAgramonte

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