Mi voto es ¡SÍ!  #HacemosCuba #ReformaConstitucional

Por Félix Edmundo Díaz@feddefe1917*

Desde hace varias semanas se desarrolla en todos los rincones del país uno de los más importantes ejercicios de democracia: la discusión del proyecto de la nueva Constitución de la República de Cuba.

Es cierto que el referendum se realizará el 24 de febrero de 2019, pero el proceso ya se inició con los debates que, en su inmensa mayoría, muestran la agudeza del pensamiento de las mujeres y hombres de nuestro pueblo.

Muchos se han centrado en la definición del matrimonio, también han reconocido que, aunque por los años de los años, cada cual ha vivido con quién haya querido, sí existió discrimimación y rechazo, cuyas causas nada tienen que ver con la Revolución y el espíritu emancipador de esta para todos, con independencia del género, el color se la piel, el credo y la orientación sexual.

Hoy, cuando existe mayor conciencia, de que la orientación sexual no es una enfermedad y que las personas tienen derecho a realizar su vida marital con la pareja que deseen, aparecen las preocupaciones por los niños y quién asegurará su adecuada orientación si su “primera escuela” es la familia y la imitación es modo primario de aprendizaje.

Algunos quieren dejar el tema de los niños para los cambios que corresponderán hacer a más de una decena de leyes, pero entonces ya habrá una carta magna que refrenda los mismos derechos para todos. El asunto no es sencillo.

También se discute del salario, de suprimir el término “digno”, bueno, por esa línea tendríamos que suprimir la palabra después del derecho a una vivienda “digna”. ¿Estaríamos de acuerdo?

¿Cuándo nos alcanzará el salario si, al mes siguiente del incremento, ya aprendimos a gastarlo? Es una espiral peligrosa matizada por las necesidades acumuladas por tantos años de bloqueo, a los que debemos sumar nuestros errores propios.

¿Y qué me dicen de la propiedad privada?

La casa que se alquila (igual que el auto) es un medio de producción… bueno, eso será para la ONAT, porque para las Direcciones Municipales de Vivienda o el Registro de Vehículos cada uno de estos medios es tuyo, del otro o mío. Si los principales medios de producción permenecen en manos del pueblo, Estado mediante, entonces, ¿aquellos que están en manos de particulares generarán la “explotación del hombre por el hombre”? Es tan difícil entender que “personal” es mío, ya sea propiedad sobre un medio o ganancia. ¿Qué resuelve incrustar el término “privado”?

¿Qué es la acumulación de riquezas? ¿Los hombres habanos de la década de los noventa acumularon riquezas? Hasta donde conozco, los cientos de miles o el millón (o más de un millón) de pesos en el banco eran ingresos lícitos y ninguna autoridad se metió con ellos.

A mi juicio, sin pretender erigirme en economista, el problema no está en “la acumulación de riquezas”, sino en que en todos los países del mundo existe lo que se denomina “margen de ganancias” y eso es lo que hay que regular. Todo lo que esté fuera del actuar lícito de las personas es ilegal y por ende perseguible con los instrumentos jurídicos que correspondan.

En resumen, hay muchísima tela por donde contar, como, por ejemplo, el de la supresión de la línea en el preámbulo sobre “edificar la sociedad comunista”.

Mi opinión personal es esta: Debemos incluir en el proyecto, o sea mantener como en la Constitución vigente, la línea: “… continúa con el objetivo final de edificar la sociedad comunista;… “.

Mi argumento es simple: porque el PCC es la fuerza rectora de la sociedad, porque actuamos “GUIADOS por el ideario y el ejemplo de Martí y Fidel, y las ideas político-sociales de Marx, Engels y Lenin;…” y porque todo ello es legítimamente congruente con la primera línea del último párrafo del Manifiesto Comunista: “Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones.”

¿Quién ha visto el Comunismo? Nadie, como tampoco nadie ha visto a Dios, pero respetamos la fe de las personas en su existencia y poder; esta, mi fe en una sociedad mejor, más justa, más humana y solidaria es compartida por millones de compatriotas, con independencia de que la lleguemos a ver o no; y vivo convencido de que yo no la veré, pero no es ello lo que me motiva, sino la posibilidad de dejar a mis descendientes, no importa de cuántas generaciones hacia adelante, un futuro mejor.

¿Alguien pensó que Martí, Gómez, Maceo, Camilo, el Che y las decenas de miles de cubanos que dieron su vida por la independencia de Cuba, lo hicieron pensando en lo que verían al final? ¿Alguien puede atar las permanentes enseñanzas de Fidel hasta los próximos 10, 20 o 30 años? Fidel siempre nos habló y nos habla desde el futuro, esa fue la magia de sus infinitas profecías que harían palidecer hasta el mismísimo Nostradamus.

La carta magna que aprobaremos el 24 de febrero llevará la impronta de cada uno de los cubanos con derecho a ejercer el voto, ya sea en una línea, una palabra, una coma o en un sentimiento, es la Historia que estamos ayudando a hacer y la haremos lo más parecida a nosotros, no a ti o a mí, sino a todos.

Es por ello que las reflexiones anteriores, amén de la coincidencia o no con el texto final del docuento, no impedirán que vote por su aprobación.

No importa que el voto sea secreto.

Mi voto es SÍ.

*Editor de La Mala Palabra.

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