La vida de Pablo de la Torriente Brau transcurrió intensa y apasionante. Aunque nació en San Juan, Puerto Rico, el 12 de diciembre de 1901, creció y vivió en Cuba, donde se formó, inició y desarrolló su actividad como luchador revolucionario y antiimperialista. Como consecuencias, de esas luchas fue perseguido, encarcelado y sufrió el exilio; y es a partir de esas experiencias personales que escribe gran parte de su obra periodística, que inicia en1920, llegando a representar uno de los más altos exponentes del periodismo cubano en el siglo XX. Era el único varón en una familia de 4 hermanas, la prole del matrimonio de Félix de la Torriente Garrido (España) y Graciela Brau Zuzuarragui (Puerto Rico).
En 1909 realiza estudios primarios en las Escuelas Internacionales de El Cristo y continúa la segunda enseñanza en 1915 en el Colegio Cuba, los que continúa en el Instituto de Santiago de Cuba.
Pablo fue un cronista imaginativo e incesante de los múltiples y cruciales acontecimientos históricos por los que transcurrió su vida en Cuba, Estados Unidos y España. A través de sus crónicas, reportajes y entrevistas renovó el lenguaje de este medio de comunicación, por lo que es considerado, en ese sentido, el padre del género testimonio en Cuba, y sus libros conservan la frescura y la fuerza a pesar del paso de los años al que incorporó de forma creadora y auténtica sus vivencias personales en la lucha revolucionaria de Cuba y las ricas formas del lenguaje popular denunciando los crímenes del gobierno de Gerardo Machado y posteriormente, la condición de injusticia de la vida republicana en el país.
Su obra narrativa no testimonial —novela, cuento—, representativa de la vanguardia cubana, incorporó la riqueza del habla popular y la agudeza del humor para entregar vigorosos y trascendentes temas humanos.
Se inició en éste ámbito en el periódico El Nuevo Mundo y en la Revista El Veterano en 1920, como redactor, cobrador, repartidor y agente de publicaciones. Luego en la Revista Alma Máter y Revista de la Habana en el año 1930, manteniendo un activo trabajo periodístico. Tuvo una importante participación periodística en el periódico Ahora, desde donde cubrió importantes eventos como el proceso de depuración de la Universidad en el año 1934, además de dar a conocer el asesinato de Ivo Fernández y Rodolfo Fernández, material este por el cual posteriormente tiene que exiliarse.
Integró el Directorio Estudiantil Universitario que se creó en 1930 para luchar contra el tirano Gerardo Machado. Resultó herido en la manifestación del 30 de septiembre de ese año para luchar contra el régimen. Dos meses después, el 30 de noviembre, participó en otra manifestación, en la que fue hecho prisionero y varios días encarcelado, lo que lo obligó a pasar a la clandestinidad. En enero de 1931 fue detenido junto a los principales dirigentes del Directorio Estudiantil durante más de tres meses. Posteriormente pasaría alrededor de un año en el llamado Presidio modelo de Isla de Pinos. De la primera experiencia publicó su reportaje titulado 105 días preso, y de la segunda: Presidio Modelo o La Isla de los 500 asesinatos.
La última etapa del trabajo periodístico de Pablo transcurrió en la Española, a donde acudió como corresponsal de varias publicaciones de América Latinay Estados Unidos, en septiembre de 1936; y donde escribió las crónicas recogidas posteriormente bajo el título de Peleando con los milicianos.
Ya estando allí, asumió las funciones políticas en un batallón, en el que murió combatiendo en Majadahonda, España el 19 de diciembre de 1936, durante la heroica defensa de Madrid; como comisario de las Brigadas internacionales que se unieron a la República Española en su pelea contra el fascismo pero dejó, sin lugar a dudas, todo un legado histórico para las nuevas y futuras generaciones.
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