Por Carlos Alberto Gonce Socías
Cuba vive hoy un proceso singular, inédito en el mundo contemporáneo porque actualiza su modelo económico y social, para mejorar la calidad de vida y lograr el socialismo próspero y sostenible al que aspiramos.
Ese empeño, aunque posible, resulta muy complejo, ante todo por la situación económica interna y externa, y por la política hostil de Estados Unidos, que impone al país un criminal bloqueo económico, comercial y financiero hace más de 50 años, con serias afectaciones para todos los sectores de la sociedad.
Pero los cubanos, confiados en nuestras potencialidades, persistimos en un proceso revolucionario que vive ya su año 61.
Llevar adelante las modificaciones que nos hemos propuesto, requiere necesariamente de instrumentos que garanticen el ordenamiento jurídico de un Estado de derecho que perfecciona sus estructuras, profundiza los vínculos entre el gobierno y el pueblo, la transparencia, la gobernanza y el control popular.
El éxito de las transformaciones previstas en función del desarrollo del país, de la actualización del modelo económico y social, pasa también porque aprobemos las leyes que ordenen los procesos, aseguren la transparencia en la ejecución, protejan los recursos, y por encima de todo, garanticen los derechos de las cubanas y cubanos, tal y como establece la Constitución que se somete a referendo, y que refleja la voluntad de la inmensa mayoría de los ciudadanos, y lo harán otras normas jurídicas que de ella se derivarán.
Entonces, votar sí por la Constitución es expresarnos a favor de un texto que nos define como pueblo libre, soberano, independiente, capaz de dotarse de un instrumento moderno, inclusivo, nacido del consenso, respetuoso de la diversidad, expresión de la unidad que nos fortalece.
Porque cuando hablamos de la unidad de todos los cubanos en la construcción de nuestro proyecto social, hablamos de hombres y mujeres, de jóvenes y viejos, sin importar su procedencia étnica, credo religioso, orientación sexual o desenvolvimiento económico.
De este modo, votar sí por la constitución será una muestra de respeto hacia un documento construido por todo el pueblo, al tiempo que de defensa de los intereses de cada uno, porque al cabo de los más de 60 años transcurridos, todos tenemos más de una razón para respaldar la nueva Constitución.
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