Tras la presencia en imágenes de los imprescindibles que dejaron su huella en el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), prestigiosa institución que llegaó este 24 de marzo a sus seis décadas de feliz existencia, un sentido aplauso precedió las palabras de Ramón Samada, su presidente, en el acto por la efeméride, acaecido en el cine Charles Chaplin, de la capital.
En presencia de Roberto Montesino Pérez, jefe del Departamento de Cultura y Propaganda del Comité Central; Alpidio Alonso, ministro de Cultura; y Nereyda López Labrada, secretaria general del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Cultura, entre otras distinguidas personalidades, Samada tuvo a bien comenzar su alocución recordando a los jóvenes cubanos que en el año 55, desde México, asumieron «la necesidad del salto» en un país de «caídos, torturados y desplazados».
Cuba tuvo su Revolución y «en ella, que todo lo transformó, tuvimos cine de arte e industria». En apretada síntesis, Samada citó a Fidel, Raúl, Alfredo Guevara, Julio García Espinosa, Titón, Massip… y aludió a todo lo que significó el emprendimiento asumido por la institución, fundada a solo tres meses del triunfo revolucionario. El pueblo transformado en público, la creación de la Cinemateca, la revista Cine Cubano, el cine móvil, los carteles de la vanguardia plástica, la música de Leo, Silvio y Pablo, el Festival de todos los latinoamericanos (Festival de Nuevo Cine Latinoamericano), la escuela de San Antonio de los Baños y «del mundo».

Las referencias al celuloide en la era digital, «al cine que no hacemos, las salas que no están», y al impulso por transformar lo imposible, lo que reclama y le pertenece a nuestro pueblo signaron la intervención, consciente de que el reto es recuperar, hacer, resistir, forjar. Seamos aquellos y nosotros continuidad, concluyó.
Una muestra de la obra de los creadores reconocidos con el Premio Nacional de Cine 2019, el sonidista Jerónimo Labrada, el fotógrafo Livio Delgado, y el productor Miguel Mendoza (fallecido por estos días), resultó un alto de natural conmoción al permitir al público repasar cintas de gran talla dentro de la cinematografía cubana.
El investigador Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba, tuvo a su cargo las palabras de elogio de los premiados, constancia de la valía de estos hombres, hacedores y partícipes del Icaic. Una justa alusión al papel de esta industria, nacida en escenarios en que se revolucionó el lenguaje, y agente activa de la lucha de ideas de esos tiempos, fue emitida por Labrada, a cargo de las palabras de agradecimiento. «Pensemos y repensemos el Icaic del futuro», expresó, e instó a que esas siglas sean portadoras de belleza, cultura y humanidad.