#22Abr El sector turístico de #Cuba y la nueva vuelta de rosca de #Trump

El sector turístico de Cuba y la nueva vuelta de rosca de Trump Por: Jose Valentín Rodríguez Pérez

La obcecada política de EE. UU. por destruir a la Revolución Cubana provocando penurias y ahogos económicos vuelve con un nuevo apretón de rosca a la tuerca. Ahora la reactivación del Título III de la trasnochada Ley Helms Burton de 1996 actualiza el recrudecimiento del bloqueo.

La entrada en vigor de ese título de la ley supone que las empresas extranjeras que operen en instalaciones o con bienes nacionalizados por la Revolución podrán ser denunciadas en las cortes de EE. UU. y entablar reclamaciones por indemnización.

Desde su aprobación, todos los presidentes desde entonces han limitado la posibilidad de que los tribunales norteamericanos se pronuncien sobre casos al amparo de ese título, ahora los halcones de la Administración lo utilizarán como instrumento de chantaje y presión.

La legislación ampara incluso a los estadounidenses que tengan demandas certificadas contra Cuba, aunque no fuesen ciudadanos norteamericanos en el momento de la nacionalización, lo cual va en contra de la práctica internacional.

Cortar las entradas financieras frescas al país, ya sea por la vía de inversiones en cualquier sector —pero dado su dinamismo, en el turismo—, es donde ha puesto la dirección principal, junto a la limitación de las remesas desde EE. UU. Atemorizar, castigar al potencial inversor y al empresariado ya radicado con represalias diversas es la clave del propósito imperial al activar este título.

Numerosos conglomerados empresariales de la industria turística de Europa y Canadá, entre otros, mantienen actividades comerciales y de negocios con la isla, y ya han plantado cara con medidas antídoto al capítulo III y han hecho saber al gobierno de EE. UU. su denuncia ante la Organización Mundial de Comercio y blindarse con una protección jurídica que impida daños a sus empresas en Cuba.

No quedan bien explícitas las represalias a empresas norteamericanas cercanas a la familia Trump o a sus allegados, como American Airlines, Marriot International, o Carnival Corporation; lo que también supondría un duro golpe al movimiento de los viajes desde y hacia Cuba y EE. UU.

No es la primera vez que el gobierno de Trump limita los viajes a Cuba, principalmente de ciudadanos estadunidenses, en claro desafío a su propia constitución. A finales de 2017, las autoridades estadounidenses establecieron que los viajes permitidos debían ser contratados con operadoras de turismo estadounidenses.

Ahora, en este nuevo apretón del bloqueo, las autoridades estadounidenses solamente permitirán los viajes a Cuba que obedezcan a motivos familiares. Hasta ahora había unas 12 categorías de viajes permitidos que incluyen aquellos por motivos educativos, por razones profesionales y para promover el “contacto entre los pueblos”. De acuerdo con datos públicos, más de 600 000 estadounidenses viajaron a la isla en 2018.

El intento de atacar al sector de punta, a la industria turística cubana, puede hacer algún daño, pero no revertir el camino recorrido y el propósito de crecer y alcanzar los cinco millones de turistas en un plazo breve. Las inversiones en la hotelería, el golf y otras actividades de entretenimiento seguirán su marcha. Tal vez el sector que más contracción pueda recibir es el privado, al disminuir la llegada de turistas estadounidenses, pero aún ha mantenido su estabilidad.

Las remesas familiares sufren una limitación al reducir a un monto de 1000 USD por persona y al trimestre. En 2009, el gobierno de Barack Obama había eliminado los límites existentes al envío de remesas familiares a la isla, lo que permitió que estas crecieran hasta alcanzar en 2016 unos US $3000 millones, según cifras del Departamento de Estado.

El camino para los propios demandantes por indemnización es largo y tortuoso, dado el entramado jurídico de ese país. Pero más que todo, Cuba defenderá su soberanía y nadie podrá venir a cobrar lo que no hizo en su tiempo, o a pretender recuperar algo que ya no le pertenece.

Una ley extraterritorial que viola el derecho internacional e intenta socavar la soberanía y la independencia de un país es algo inaudito. Los dueños del mundo se equivocan con Cuba, ella es su propio dueño.

Podría ocurrir un congelamiento total de las relaciones entre Cuba y los EE. UU., pero nunca lograrán rendir a la isla.

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