Este primer año ha sido de una rearticulación del consenso político a su alrededor, que es grande porque ha tenido que enfrentar acontecimientos fuertes, desde la lamentable caída de un avión hasta un tornado y lo ha hecho de modo exitoso. La autoridad y la imagen del presidente salieron fortalecidas, pues le imprimió una nueva dinámica a la gestión de gobierno.
No sólo renovó parte de su gabinete ministerial, sino también impulsó el contacto directo con el pueblo al recorrer todo el país y llevar consigo a la mayoría de los máximos responsables de los organismos de la administración central del Estado para constatar los problemas existentes en cada provincia y buscar in situ posibles soluciones.
Ese método de trabajo también contempló una mayor presencia en los medios de comunicación, donde se aprecia casi a diario el quehacer de Díaz-Canel en reuniones, balances, visitas a instalaciones productivas, mientras los ministros comparecen en programas televisivos locales para dar respuesta a inquietudes de la ciudadanía.
Ha elaborado un discurso coherente con la tradición revolucionaria, con las necesidades del momento histórico y con las expectativas populares. Tiene una enorme aceptación por su gestión anti-burocrática y muy certera en la detección de las necesidades actuales.
No dar plazos largos para las soluciones, sino acortar esos tiempos en función de la transformación y de la mejora de las condiciones de vida del pueblo. No estar conforme con la primera versión de una respuesta, eso ha sido algo que ha marcado este año y que la gente lo ha percibido con satisfacción.
Hay un programa -el de los Lineamientos aprobado por los Congresos del Partido Comunista- que todavía no se ha puesto en vigor buena medida y las condiciones para implementarlo se agravan. Ahora que la estrategia de atraer inversión extranjera venía dando sus frutos, Trump activa el Título III de la Ley Helms-Burton para frenar los primeros éxitos.
El alto consenso político y legitimidad que tiene el Presidente le van a permitir un margen de iniciativas y creatividad en ese sentido, como es el caso de darle más poder a los municipios y hacer coherente el funcionamiento entre el sector privado y el estatal para tributar al crecimiento económico.