
Tomada de Internet
Una noche, un niño le pregunta a su padre:
« ¿Cuánto dinero ganas por hora, papá?» El padre, extrañado, responde con otra pregunta: « ¿Por qué quieres saberlo?» Y el niño: «No, no, por nada». Acto seguido, le pide cinco pesos. Y el padre: « ¿Para qué los quieres?» Y el niño: «Para hacer un gasto importante». El padre le entrega el billete.
A la noche siguiente el niño vuelve a hacerle la misma pregunta y el mismo pedido, y el padre, visiblemente airado, le dice: « ¿Piensas que me regalan el dinero? Considero una insolencia que me estés preguntando cuánto gano». Lo manda a dormir.
Pasados algunos minutos, el padre recapacita y, arrepentido, piensa que quizás fue un poco duro con su hijo. Se acerca a la cama del niño, lo acaricia y le dice: «Perdóname, a veces no estoy de humor; aquí tienes los cinco pesos.»
El niño lo mira tiernamente y luego le pregunta en voz baja: « ¿No te molesta si vuelvo a preguntarte cuánto ganas por hora?» El padre lo observa y le dice: «No me molesta, hijo, gano 10 pesos por hora».
Entonces el niño levanta la almohada, toma los cinco pesos del día anterior y le dice a su padre: «Toma, papi, ya tengo 10 pesos. ¿Podrías estar una hora conmigo?»
Cortesía de: Adriana Roman