Autor: Israel Valdés Rodríguez
Aquellos que peinamos canas y que hemos tenido el privilegio de vivir estos trascendentales casi 60 años de Revolución hemos escuchado frases como estas: Anda una bola por ahí; eso es una bola; etc. Esto que tradicionalmente el pueblo ha denominado “bola” no es más que una variante del Rumor.
¿Qué es el Rumor?
El Rumor, según la definición clásica, forma parte de lo que se denomina la Opinión Espontánea.
Es una información de una o más personas sobre acontecimientos no confirmados que se transmiten oralmente o por escrito (Fundamentalmente a través de los teléfonos móviles), de un grupo a otro o, de una persona a otra, dándolo como hecho cierto; se rodea de advertencias que contribuyen a prestarle mayor credibilidad.
Rumor es toda información no confirmada sobre un hecho, contenido o información y que se propaga entre distintos miembros de un colectivo o sociedad. El rumor se caracteriza por su capacidad de propagación, su difusión a través de redes y su desarrollo no jerarquizado de los medios que lo representan. Los sucesivos participantes del rumor aportarán en muchos casos, parte de su opinión, transformando el mismo hasta crear versiones distintas.
El Rumor surge como respuesta a alguna necesidad no satisfecha por otros procesos no comunicativos. Su existencia se debe a la imposibilidad de comprobar fidedignamente su certeza, de lo que deriva su carácter temporal; el Rumor se extingue al demostrarse su falta de veracidad, esclarecerse los elementos del problema o situación que provocan la murmuración o decaer el interés del público.
Son obstáculos al surgimiento y propagación de los rumores los siguientes aspectos:
- Alto nivel cultural de la población, visto en su sentido más amplio
- Calidad y dinamismo de la información ofrecida por los medios de difusión masiva
- Formas sistemáticas y participativas de comunicación política (entre gobernantes y gobernados) y
- Existencia de vías para que los órganos de poder capten los rumores o identifiquen sus orígenes.
El uso político de los rumores se remonta a la antigüedad, pero su estructuración como parte de la estrategia propagandística contra el enemigo data de la Primera Guerra Mundial y se consolidó durante la llamada Guerra Fría.
El Rumor, crea desestabilización, incertidumbre y un alto nivel de duda e inseguridad en la población sobre el tema difundido: estado de salud de altos dirigentes, medidas económicas de alta sensibilidad para la población, cambios en los gobiernos y estructuras municipales, provinciales y nacionales, por sólo citar algunos ejemplos.
El rumor existe en todas las sociedades, es algo innato en el ser humano. Hoy, con la existencia de las redes sociales (fundamentalmente la telefonía móvil), el rumor se propaga con más fluidez y celeridad que nunca.
Sin embargo, algunas personas ingenuamente se convierten en propagadores o transmisores de “bolas” o rumores.
¿Qué es la “bola”?
Según los especialistas en el tema la “bola” es una variante del rumor. Ellos la definen así: Es una noticia de origen desconocido, pero de fin calculado, generalmente malicioso, que circula, crece y se deforma. A veces surge de una suposición o de una conclusión falsa, derivada de premisas sin base de certeza. Es una forma concreta de manifestarse la propaganda enemiga; el enemigo la suelta intencionalmente, para mediante su propagación crear o fortalecer situaciones favorables a sus intereses.
Los Servicios Especiales Norteamericanos han empleado ampliamente la “bola” en su guerra contra Cuba, desde el triunfo mismo de la Revolución. Entre los más célebres puede citarse el de la pérdida de la Patria Potestad, que fue preámbulo de la Operación Peter Pan, un engendro de la CIA y la contrarrevolución interna. Durante los sucesos del 5 de agosto de 1994 se corrió la “bola” de que la población de La Habana se había lanzado a la calle y se enfrentaba a las fuerzas y de la Seguridad del Estado y que muchos miembros de las FAR y el MININT se habían unido a los sublevados.
También en los primeros momentos del derrumbe del Campo Socialista existió la “bola” de que Cuba también caería, pues no tenía condiciones económicas para subsistir , no tenía petróleo, alimentos y el bloqueo se arreciaba.
Tanto el rumor como la “bola” están motivados por un interés serio, de importancia y sustentado por alguien ante la imposibilidad de satisfacerlo realmente. No obstante, la “bola”, su divulgación premeditada, tiene como objetivo engañar ideológicamente a las masas, manipular la opinión pública, los ánimos y las conductas de las personas.
Existen personas, que sin intenciones enemigas, pero que están en el bando de los incrédulos, chismosos e irresponsables que se convierten en propagandistas de las bolas.
Otros, los menos, con el fin de arrancarle una tajada a la cifra millonaria que envía todos los años el gobierno de los Estados Unidos, para la Subversión Política e Ideológica, se convierten en mercenarios; son gente que le venden su alma al diablo (al Imperio).
Los revolucionarios cubanos debemos estar preparados y alertas para identificar y combatir las “bolas” o rumores, sobre todo, aquellos que de una forma manifiesta pretenden hacerle daño a nuestra Revolución.