A pesar del descalabro que sufren desde hace 60 años, los Estados Unidos persisten en crear una contrarrevolución en Cuba, con el sueño de derrocar el sistema socialista que tanta irritación les causa.
Fue el presidente Dwight Eisenhower quien ordenó a la CIA fabricar grupos de “oposición” para acabar con la naciente Revolución cubana y quedó plasmado en el 1er Programa de Acciones Encubiertas, aprobado el 17 de marzo de 1960, donde se afirma:
“Crear una oposición cubana responsable, atractiva y unificada contra al régimen de Castro, que se declare públicamente como tal” […] “Se debe seleccionar a un líder, con apoyo norteamericano concentrado sobre él y fortalecido con la tarea a realizar” […] “Todas las acciones acometidas por la CIA, en apoyo o en nombre del Consejo de la Oposición, se presentarán, por supuesto, como actividades de esa entidad”.
Así nacieron los grupúsculos y así continúan, a pesar de que jamás han contado con apoyo popular; por eso es que surgen y desaparecen con la misma rapidez.
En su desespero para lograrlo y gastar los 20 millones aprobados por la Casa Blanca para la subversión contra Cuba, pretenden sacar de la Isla a los más recientes contrarrevolucionarios para entrenarlos en Estados Unidos, donde tienen especialistas en guerras no convencionales, subversión política y actividades de desobediencia civil, como denominan a los desórdenes públicos que ellos en su país no admiten y reprimen brutalmente.
Por ese motivo organizan una inventada reunión denominada Pasos de Cambio, donde aspiraban a preparar a los contrarrevolucionarios cubanos, bajo la cobertura de ser parte de la sociedad civil; pero siempre la mentira sale a relucir, pues en dicha reunión estará presente el viejo agente CIA, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos, junto a parte de la mafia terrorista anticubana de Miami y por supuesto especialistas de la Agencia Central de Inteligencia, para estudiar a los participantes y detectar posibles agentes de la Seguridad del Estado de Cuba.
15 miembros de los grupúsculos recibieron la invitación y las visas yanquis, evidentemente en La Habana, con una facilidad asombrosa, porque a las familias cubanas para la reunificación se les obstaculiza de forma notable y tienen que viajar a un tercer país para recibirlas.
Para no dejar dudas a lo que iban, solo hay que señalar que las clases de preparación las recibirían en la llamada en la Torre de la Libertad de Miami, donde debían ratificar su apoyo al llamado Acuerdo por la Democracia en Cuba y denunciar la “ilegitimidad” del nuevo gobierno presidido por Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
El referido Acuerdo por la Democracia en Cuba es un nuevo invento generado por la mafia terrorista de Miami, que no acepta sus fracasos de más de medio siglo y quiere seguir viviendo con parte de los millones de dólares que anualmente asigna el gobierno yanqui, en su guerra contra Cuba.
Ante ese hecho violatorio del derecho internacional y de injerencia en los asuntos internos de otro estado, el 24 de octubre 2019, las autoridades cubanas tomaron la decisión soberana de no permitir la salida de los 15 contrarrevolucionarios, algo que Estados Unidos tampoco admitiría si conociera que 15 estadounidenses pensaran viajar a Cuba, con el fin de recibir entrenamiento para luchar contra la segregación racial o la liberación de Puerto Rico. Antes del viaje seguro los detendrían por sedición, como hizo España con los independentistas catalanes.
Como prueba de que el viaje es parte de los planes yanquis contra Cuba, la desprestigiada Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ha pedido explicaciones al gobierno cubano por “el uso de la salida del país como herramienta de castigo contra ciudadanos contestatarios”, algo que se contrapone al silencio cómplice que hicieron, ante las graves violaciones de los derechos humanos cometidas por los presidentes Lenin Moreno de Ecuador y Sebastián Piñera de Chile, donde los muertos, heridos, desaparecidos y detenidos arbitrariamente, no reciben apoyo de ninguno de esos organismos.
Cuba se defiende de las agresiones de Estados Unidos y toma las medidas que entienda necesarias, pero ninguno de esos asalariados fue detenido, desaparecido o asesinado como sucede en Colombia, Guatemala, Honduras, Ecuador y Chile, solo por ser opositores al gobierno, situación que no recibe condenas de la OEA, la Comisión de Derechos Humanos, la Sociedad Interamericana de Derechos Humanos y otras construidas para atacar gobiernos no aceptables para los yaquis.
Ausencia de moral tienen los que acusan a Cuba, la que tiene que defenderse de los planes de guerra económica y financiera, operaciones especiales para ejecutar actos terroristas y hasta de invasiones mercenarias, las que sueñan con eliminar la soberanía de su pueblo alcanzada a sangre y fuego, porque como afirmó José Martí:
“La libertad cuesta muy cara y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio”.
El heraldo Cubano