Los recientes intentos en el Congreso de Estados Unidos por limitar los poderes de guerra del presidente Donald Trump ante una contienda bélica con Irán, parecen tener pocas posibilidades de éxitos, destacan expertos en el tema.
Los pretextos de poca monta, pero bien vendidos a la opinión pública pueden imponerse relativamente fácil, aunque existan legislaciones como estas, destacan expertos consultados por Prensa Latina.
El más reciente esfuerzo por limitar dichas prerrogativas tuvo lugar ayer, cuando el Senado norteamericano aprobó una resolución, presentada por los demócratas en voz del senador Tim Kaine (D-VA), para obstaculizar las posibilidades de Trump de llevar a cabo acciones militares contra Irán.
La votación fue avalada por 55 votos favorables y 45 contrarios, conteo muy por debajo como para llegar a los más de dos tercios necesarios que pongan el texto a prueba del veto presidencial prometido por Trump.
La Cámara de Representantes aprobó un documento similar el 9 de enero pasado, con 224 sufragios positivos y 194 negativos, con el fin de limitar esas prerrogativas de Trump para ejecutar acciones de fuerza contra la nación persa sin el consentimiento del Capitolio.
Pero la adopción de la iniciativa en el Senado fue, según Catie Edmondson, especialista en temas del Congreso del diario The New York Times, una reprimenda más bien simbólica al mandatario, quien no tiene intenciones de dejarse amarrar por el Legislativo en este tema.
El 12 de febrero, a través de su cuenta de Twitter el gobernante solicitó al Senado que no aprobara la resolución, al argumentar que Estados Unidos ‘lo está haciendo muy bien con Irán y este no es el momento de mostrar debilidad’.
Con la aprobación del documento, los senadores expresaron, de acuerdo con Edmondson, su indignación por la ejecución el mes de enero en Iraq, mediante un ataque de un dron, del general iraní Qasem Soleimani, lo cual puso a Estados Unidos e Irán al borde de una guerra.
El texto aprobado prevé imponer al mandatario la obligación de retirar cualquier agrupación militar que utilice contra el país persa en un período de 30 días, a menos que obtenga la aprobación del Capitolio para seguir adelante con las acciones bélicas.
Algunos de los ocho senadores republicanos que se sumaron a la bancada demócrata para avalar el documento argumentaron que el objetivo es recuperar a toda costa algunas de las facultades de guerra que el Congreso cedió a la rama ejecutiva en décadas recientes.
Desde principios del mandato de Trump, el Departamento de Estado y el de Defensa, se esforzaron en solicitarle al Congreso que aprobara un proyecto de Autorización del Uso de la Fuerza Militar (AUMF) que viabilizara los planes belicistas del presidente y su equipo de asesores de seguridad nacional para realizar operaciones de este tipo sin una fecha límite.
La Casa Blanca pidió a los legisladores que una nueva AUMF no debe contener restricciones de tiempo o geográficas para el empleo del poderío bélico, debido a la metástasis de las organizaciones terroristas extranjeras.
Estamos en una era de frecuentes enfrentamientos, y no podemos decirles a nuestros adversarios que pretendemos detener los combates en una fecha determinada, señaló el entonces secretario de Defensa, James Mattis en el Senado el 30 de octubre de 2017.
En el trasfondo de este debate sobre las facultades del jefe de la Casa Blanca para intervenir en uno u otro país, está la Resolución de Poderes de Guerra, ley federal destinada a controlar la prerrogativa del presidente para comprometer al país en un conflicto armado sin el consentimiento del Congreso.
Esta legislación entró en vigor el 7 de noviembre de 1973, y fue aprobada por la Legislatura número 93 del Congreso norteamericano.
El estatuto requiere que el presidente notifique al Congreso en un plazo de 48 horas la introducción de agrupaciones armadas en un conflicto determinado, prohíbe que dichas unidades permanezcan en esas acciones por más de 60 días, y prevé un periodo posterior de 30 días para su retirada total.
Además de lo que estipula esta Resolución de 1973, Trump se supone que rija sus acciones bélicas en la arena internacional por dos autorizaciones previas del Legislativo.
Una fue la firmada siete días después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, y una similar avalada en 2002 con el fin de justificar la invasión contra Iraq.
Un ejemplo simple de las facultades que tiene el presidente para hacer y deshacer como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas fue el lanzamiento de 59 cohetes crucero por buques de la Marina estadounidense el 7 de abril de 2017 desde el mar Mediterráneo contra la base aérea siria de Shayrat.
La Casa Blanca aseguró que la incursión fue en respuesta a un supuesto bombardeo del ejército de esa nación árabe con armas químicas, acusación que rechazaron las autoridades de Damasco y que después se demostró ampliamente que era una falsedad.
Acciones como esta se repiten una y otra vez en diferentes administraciones, sin que el Congreso pueda hacer nada por impedirlas, pues el Ejecutivo de una forma u otra argumenta que si se les comunica con antelación a los legisladores, las operaciones pueden llegar a oídos del adversario y fracasar.
De cualquier manera los intentos del Congreso por limitar las facultades del jefe de la Casa Blanca para llevar a cabo una acción militar, tienen pocas posibilidades de éxito.
De cualquier manera los intentos del Congreso por limitar las facultades del jefe de la Casa Blanca para llevar a cabo una acción militar, tienen pocas posibilidades de éxito.
En caso de que logren poner en vigor la resolución que el Senado aprobó el jueves, poco podrán hacer en el futuro para evitar el uso desmedido de la fuerza por parte del mandatario, quien además lo hace violando de manera flagrante el derecho internacional.