Nació el 16 de abril de 1932, en Nicaragua, sus padres fueron Guillermo y Concepción. Muy joven estudió en la academia militar de su país y se gradúa de oficial de infantería. También alcanzó el título de bachiller en ciencias. Más tarde ingresó en la Escuela Militar de Aviación y obtuvo el grado de primer teniente.
En 1950 fue enviado a estudiar a la escuela militar norteamericana del Fuerte Galich, en la zona del Canal de Panamá.
Acompañado de un grupo de pilotos, en 1957, se rebeló contra la tiranía somocista. No obstante, aquel esfuerzo fracasó y fue apresado, juzgado y condenado a cinco años de cárcel por un consejo de guerra. En 1958 se fugó de la cárcel y huyó hacia Costa Rica, lugar donde trabajó como piloto civil durante algún tiempo.
Sintió que el triunfo de la Revolución Cubana era el comienzo de la libertad de América Latina. De inmediato vino para Cuba y se puso en contacto con el comandante Camilo Cienfuegos y se incorporó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Como instructor de la aviación militar estuvo un tiempo en la Base de San Antonio de los Baños, pasó más tarde a la escuela de aviación de Baracoa, donde era instructor de pilotos de combate.
Se ganó el cariño de todos, sentía gran orgullo de estar sirviendo con sus conocimientos de piloto en esta Revolución que él entendía perfectamente.
Cuentan sus compañeros nicaragüenses que siempre les decía: “En la revolución de Nicaragua quiero ser un simple soldado. Dígame que es lo que tengo que hacer.”
Al ocurrir el ataque a Playa Girón, a las nueve de la mañana del 17 de abril, despegó de la Base Aérea de San Antonio pilotando el Sea Fury No. 543 que fue derribado por un B-26 enemigo. Este ejemplar internacionalista nicaragüense cayó combatiendo un día después de haber cumplido 29 años de edad.
El comandante Raúl Castro, en el primer aniversario de los sucesos de Playa Girón, en su discurso en el acto organizado en conmemoración de la patriótica fecha, el 17 de Abril de 1962, expresó refiriéndose al primer teniente Ulloa:
“…Luego conocimos de la muerte de compañeros como Carlos Ulloa. Era un nicaragüense que cayó defendiendo la Revolución Cubana porque sabía que era la revolución de América Latina la que estaba defendiendo. Mientras en Nicaragua, Somoza y el Imperialismo preparaban y mandaban los barcos invasores desde Puerto Cabezas, aquí en Cuba, como para lavar la afrenta que esos traidores echaban sobre su país, Carlos Ulloa entregaba su sangre generosa”.
Por: Israel Valdés Rodríguez
Cuba por Siempre 